Autor Tema: Las dolencias podales más habituales  (Leído 1082 veces)

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Las dolencias podales más habituales
« : junio 20, 2018, 03:28:17 pm »
Demasiado a menudo, ni el propietario ni los profesionales del sector se dan cuenta de que el caballo tiene “problemillas”, ya que el mundo ecuestre tradicional está repleto de caballos con cascos lejos de lo que se puede denominar sanos y de forma natural, o sea unos cascos funcionales. Curiosamente lo que puedan ser unas señales de alarma muy claras para los que dominan el cuidado natural del caballo, en el mundo tradicional suelen pasar desapercibidas. Tampoco es de extrañar que no se sepa reconocer un casco sano, porque no es nada fácil encontrarlo, debido al ***** de vida artificial al que están sometidos los caballos domésticos, para lo que son como especie con sus necesidades  específicas biológicas. Ejemplos de esta  gestión artificial son el confinamiento en el box, la vida en soledad, el ajetreo de transporte y el estrés asociado con las competiciones, sedaciones, medicamentos, desparasitaciones, vacunaciones y traslados por cambio de propietarios… Y muy importante: la dieta poco apropiada para el sistema digestivo de un herbívoro estepario.

Respaldo veterinario

Como bien confiesa la veterinaria americana  Debra Taylor, especialista en podología equina en la Universidad de Auburn, hasta hace 5 años (hasta entonces no se interesaba por la podología equina) ella no sabía reconocer un casco sano funcional del casco patológico. “Vemos tanta patología…., vemos tantos pies patológicos, que los llegué a aceptar como normales, salvo en casos en los que el caballo estuviera cojo”. La confesión la hizo en una presentación virtual que realizó para la revista The Horse Online, titulada “Is the hoof smart?, adaptability of the equine foot” (¿Es sabio el casco? Adaptabilidad del pie equino) y basada en las investigaciones del veterinario y profesor en la Facultad de Veterinaria de Otario, Jeffrey  J. Thomason  en setiembre de 2014.

Difícil lo tenemos los recortador@s si no nos respaldan los veterinarios en nuestro trabajo y esto se debe principalmente a que, lamentablemente, en las facultades de veterinaria no se enseña ni la prevención de las patologías ni el aspecto natural del casco. Así que no es de extrañar que el cuidado natural no sea el campo donde mejor se manejan los veterinarios  y  por desgracia de momento hay relativamente poquitos  que se atreven a salir de su círculo de comodidad y se interesan por el cuidado integral del caballo y de sus pies.

Creo que pocos son los practicantes de la medicina veterinaria que se atreven a servir al caballo a través de los consejos desde el punto de vista del cuidado natural, porque temen ponerse en ridículo si rechazan la tan arraigada cultura del cuidado tradicional. El problema es que este cuidado secular se basa en el concepto, completamente erróneo, de lo que es el caballo como especie, extraído de la Edad Media y chocando con las necesidades reales de los equinos, sobre los que tenemos avances científicos constantes.  De esta manera, en vez de velar por el bienestar equino, acaban por satisfacer las necesidades y comodidades de muchos propietarios, fallando a sus verdaderos clientes: los caballos

Cascos contraídos

Con el uso continuo de la herradura, la inherente flexibilidad del casco se ve afectada, ya que la herradura al ser rígida impide la natural contracción y expansión del casco, obstruyendo así su normal circulación sanguínea. Cuando  se descalza un caballo que lleva años herrado sin interrupción, 12 meses al año, nos encontramos inevitablemente sus cascos contraídos y  siendo en la zona caudal (los talones) donde esta atrofia es más evidente, aunque esta pérdida de volumen afecta al casco entero desde la banda coronaria hasta la suela. 


Banda coronaria casi recta, en vez de curvada, talón alto.

Según el estudio del ex-herrador americano convertido en podólogo, Jaime Jackson, realizado entre 1998 y 2002, titulado Does Horseshoeing Cause Contraction? (¿Son las herraduras la causa de la contracción?) publicado en Star Ridge Publishing en 2003, en Natural Hoof Care series, la expansión media del ancho de los cascos herrados a lo largo de 3-4 años ininterrumpidamente  es de 0,7 milímetros y se suele tardar 2,5 ciclos de crecimiento de casco, lo que se podría a traducir a un año y medio aproximadamente, en recuperar el ancho original. Estas disminuciones de volumen  son claras señales de la función incorrecta del pie equino, pero en tres meses ya se suelen observar mejoras evidentes.

Es lógico que el proceso de descontracción sea lento, ya que también el proceso de la deformación es gradual. Por desgracia, algunos propietarios pierden la paciencia durante la rehabilitación, por lo general al principio, y vuelven a herrar. Los que tienen más paciencia y confían en la magia de la madre naturaleza encuentran fascinantes  los cambios de los cascos cuando se les muestran las imágenes comparativas de antes y después de la transición.

Aparte de los talones contraídos y además anormalmente altos, los típicos cascos deformes por el uso de las herraduras son los que presentan  forma tubular y ovalada, con pinzas largas, de suela plana y de banda coronaria recta en vez de curvada. Os dejo algunas imágenes que representan fielmente los cascos de forma poco natural


Riesgos de la dieta

Otro gran enemigo de los pies sanos es la dieta alta en carbohidratos no estructurales, almidón y melaza. Y resultará extraño para muchos lectores que la dieta pueda afectar a los cascos. Sin embargo, como había comentado antes, la salud del caballo se refleja en sus pies. La alimentación basada en concentrados industriales que contienen melaza y cereales, leguminosas, hierba verde cultivada para vacas (que aparte de ser alta en contenido de azúcar, suele ser tratada con abono químico), el pan seco, zanahorias, frutas…, son algunas de las causas más comunes de laminitis/infosura crónica.

La laminitis crónica es la epidemia de hoy en día entre los equinos domesticados y es totalmente prevenible con una dieta razonablemente natural, alta en fibra y escasa en azúcar. Sin este paso, el estado de caballo o poni no mejorará y vivirá en un perpetuo malestar.

Hay que vigilar también los desparasitantes, vacunaciones, medicamentos y pesticidas, ya que el metabolismo equino es muy delicado y las sustancias mencionadas le resultan tóxicas.

Aprende a reconocer los indicios de advertencia de esta dolencia y no hagas caso a comentarios del ***** “ah!, eso es normal…”:

Anillos horizontales en la tapa
Distensión de la línea blanca
Manchas enrojecidas en la tapa o la suela
Enrojecimiento en la línea blanca
Ranillas infectadas por el hormiguillo
Sensibilidad sobre las superficies accidentadas
Abscesos recurrentes
Cuellos grasos
 

Otra vez adjunto fotos para vuestro mejor entendimiento y para determinar si vuestro caballo muestra algunas de estas señales y en caso positivo, actuar sin perder tiempo.

Botas para ayudar

El movimiento es también clave para acelerar la evolución positiva en casos de laminitis crónica. Si el caballo o poni (menciono a los ponis porque son muy propensos a padecer esta afectación) está demasiado sensible para ejercitarlo, se puede invertir en un par de botas para caballos. Actualmente existen una gran variedad de modelos para todo tipo de cascos, se pueden conseguir botas desde el tamaño mini hasta el XXL.

Si el caballo está altamente sensible y necesita tener los cascos protegidos las 24 horas, tengo muy buena experiencia con las botas EasyBoot RX. Las botas de montar que admiten mejor los cascos de forma poco natural, según mi experiencia hasta hoy, son las Old Mac’s, New Mac (la versión renovada de Old Mac’s G2), Cavallo y las Ultimate Jogging Shoes, proporcionando la comodidad necesaria  en estos casos.

Sin embargo, la bota no va a curar el problema, la bota sólo va a mantener cómodo al caballo y si queremos mejorar el estado de salud del equino habrá que corregir la alimentación, no me canso de repetirlo.


Infección de ranilla

Otra patología, que  por desgracia me encuentro demasiado a menudo  en mi trabajo del día a día, es la infección de ranilla por hongos y/o bacterias anaerobias  afectando a la ranilla, su surco central y las lagunas colaterales y a veces también puede aparecer en las paredes del casco, incluyendo las barras y en la línea blanca denominándose entonces el hormiguillo.

Cuando la infección invade a los tejidos hasta tal punto que la ranilla resulta sensible y dolorosa para el caballo tenemos un problema bastante grave y es frustrante ver tantísimos caballos con una situación crónica, arrastrándola años sin que nadie se diera cuenta. Después de años sin ser tratada puede quedar tan profundamente  asentada, principalmente en el surco central, que llega hasta la línea de pelo con una profundidad de hasta 4-5 centímetros, con presencia de pus en algunos casos.

Obviamente, una infección tan cronificada resulta extremadamente incómoda para los caballos y la función correcta del pie estará afectada. Les molestará que se les toque la parte caudal del pie y a veces ni quieren levantar la extremidad afectada. Hasta se han dado casos de diagnóstico de síndrome navicular cuando el problema real era la infección severa del surco central de la ranilla.

Cuando la gestión y la dieta del caballo son correctas, la infección de ranilla raramente da mucha lata. Creo que todavía no he tratado al caballo que viva al aire libre con un problema grave de este tipo. Sin embargo, en caballos estabulados, los excrementos y la orina crean un entorno perfecto para la formación de la infección y más, cuando el caballo está herrado teniendo los talones apretados artificialmente.

¿Cómo hay que tratar el surco central infectado? Comenzamos con la limpieza con agua oxigenada y gasa para quitar toda la suciedad y los tejidos muertos, o podemos hacer baños con agua salada o vinagre de manzana y agua (al 50%) y posteriormente aplicamos una pasta de óxido de zinc, miel ecológica y algodón llamada Hoof Stuff, para mí el producto estrella, además de natural, que no me suele fallar.

De esta manera, el tratamiento resulta suave, sin ser invasivo para otros tejidos podales y a la vez efectivo. Sin embargo, hay que guardar paciencia. Por otro lado, los primeros tratamientos  ya suelen aliviar el dolor tan agudo que sufren algunos caballos, pero hay que seguir el tratamiento para llevarlo a cabo por completo y vigilar que no vuelva el mismo problema cuando las condiciones lo permitan.

Todas las patologías de cascos mencionadas  en el texto son tristemente muy comunes y absolutamente prevenibles  bajo el protocolo del cuidado natural e íntegro del caballo. A menudo este cuidado del caballo doméstico en los tiempos que corren no resulta fácil; soy muy consciente de ello, ya que tengo una manada de tres de los que me ocupo cada día. Pero siempre se pueden hacer pequeñas mejoras poco a poco, en vez de resignarse y sin siquiera intentarlo, decidir que nuestra propia pereza no nos permita mejorar la vida de estos animales tan bellos con morritos tan suaves. En el próximo artículo abandonaremos el mundo de la patología para tratar justo el tema contrario: el caballo sano con su pie sano. 

 

Fuente: Ecuestre.es

Autora: Daniela Sinecka

dadinas@yahoo.com