Autor Tema: ¿Qué pasa cuando a mi caballo le han diagnosticado osteoartrosis o artrosis?  (Leído 799 veces)

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Para empezar, vamos a ver qué es en realidad la artrosis.
La artrosis u osteoartrosis es el crecimiento desordenado del hueso y la destrucción del cartílago articular que cursa con dolor y disminución del rango de movilidad articular. El dolor es más o menos intenso dependiendo de si está activo (agudo) o de si está en estado silente (crónico).

Actualmente ya no se usa el término “artrosis” u “osteoartrosis” y se tiende más a llamarlo enfermedad degenerativa articular (EDA), porque en realidad el proceso que ahora te genera ese crecimiento de hueso desordenado empezó antes.

En una articulación modelo tenemos dos huesos que articulan entre sí, cada uno con su cartílago haciendo de acolchado, un líquido libre (líquido sinovial) y una banda de tejido (cápsula articular) que cierra de forma más o menos estanca la articulación, separándola del resto del organismo. Además, sujetando esa articulación tenemos una serie de tendones y músculos que la mantienen estable.

Pueden ocurrir, tres situaciones que desencadenen EDA:

La primera se relaciona con el agotamiento muscular, por ejemplo, debido a sobre entrenamiento o a una atrofia muscular, el músculo no sostiene la articulación. En ese momento los tendones pasan a llevar casi el 100% de la estabilidad de la articulación y está situación mantenida, lleva a la degeneración de los tendones. Aparecen tendinitis o tendinosis o desmitis, esto es muy típico en caballos de doma o de salto que realizan un mismo ejercicio repetitivamente.

Como los tendones y los músculos no están sujetando bien la articulación se producen aumentos de presión y daños sobre el cartílago que hacen que no le lleguen bien los nutrientes por parte del hueso y del líquido sinovial. El cartílago degenera y el hueso sin estar protegido por ese cojín se inflama y empieza a crecer desordenadamente provocando “picos” dentro y fuera de la articulación, que a su vez producen dolor. El hueso, por así decirlo, intenta estabilizar la articulación y lo que consigue es disminuir el rango de movimiento.

La segunda situación se desencadena por un trauma importante o por pequeños traumas repetitivos, generan una inflamación del hueso que nuevamente lleva a que el cartílago pierda el aporte de nutrientes, degenere y a que el hueso crezca de manera desmedida y desordenada.

También existe una tercera situación y esta es de origen nutricional y/o genético, se da, por ejemplo, en caballos que crecen muy rápido. Los huesos crecen más rápidamente que los tendones y, además le sumamos una musculatura inmadura, con lo que tenemos inestabilidad y un hueso que no es capaz de nutrir adecuadamente el cartílago. Ese cartílago degenera y ocurre lo mismo que en las otras dos situaciones.

En ocasiones no hay sólo una causa sino que son varias, incluso se puede complicar con la presencia de trocitos de hueso libres por la articulación también llamados “chips” o “ratones articulares”, que consiguen más traumatismos sobre el cartílago y provocar más inflamación, siendo muchas veces necesario quitarlos por medio de cirugía.

FUENTE: equisens.es