Responde al nombre de Akhal-Teke y es una de las razas de caballos con menos ejemplares, con apenas unos 1.250 ejemplares en todo el mundo. Originarios de Turkmenistán poseen un brillo en el pelaje que le otorga un tono metálico. Desde la Asociación Española del Caballo Ajal-Teké no dudan en destacar su belleza y el que se trate de «un atleta por naturaleza y un aristócrata equito». En este sentido, no dudan en definirlo como «el galgo del desierto».
Esta misma Asociación describe en su sitio web profusamente las características que hacen a este caballo muy especial: su musculatura, un pelo «excepcionalmente fino», su cabeza fina, los ojos grandes «y expresivos»; así como su particular línea entre la cabeza y la nuca, «larga, amplia y bien definida» o «zatylok». En cualquier caso, este grupo de amantes del Akhal-Teke, desmienten las leyendas sobre su mal carácter aunque reconocen que necesitan «atención y cariño diarios».
