Las normas en nuestro país son de trámite político, por lo general son técnicamente bien elaboradas y concebidas, hasta ahí todo bien. Pero el pero es gigantesco para todo.
Toda la normatividad la aprovechan, y de que forma todos los que pueden influir de alguna manera en su ejecución, no existe norma que mediante corrupción no sea posible eludir.
Conseguir una guía de movilización comprada es posible en todas partes sin que haya que aportar nada en absoluto.
Los ladrones de caballos refinados saben pasar su botín por todos los retenes, así no tengan guía alguna.
Todo se logra con billete . . . Y ¡TRANQUILO QUE EL EQUIPO GANA!
Carlos Mejía