Autor Tema: URGENTE, NECESITO ARTICULO DEL CABALLO PASO COLOMBIANO PARA REVISTA GRINGA  (Leído 4542 veces)

Desconectado juanrey

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 1793
  • la casa del duque y de telurico de la encantada
    • criadero la gaviota
    • Email
HOLA A TODOS,

LA REVISTA HORSE ILLUSTRATED SACO UN ARTICULO MUY INTERESANTE SOBRE NUESTRO CABALLO DE PASO FINO.....

DIGANME QUE PIENSAN...........

YO HABLE CON LA REVISTA Y VAN HACER LAS CORRECCIONES NECESARIAS.

LES VOY A MANDAR POR EMAIL LA IMFORMACION, LES PIDO AYUDA EN LO QUE QUEREMOS QUEL ARTICULO DIGA.
JUAN MANUEL REY MARULANDA
bb pin 22856DCF

Desconectado juanrey

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 1793
  • la casa del duque y de telurico de la encantada
    • criadero la gaviota
    • Email
,
JUAN MANUEL REY MARULANDA
bb pin 22856DCF

Desconectado juanrey

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 1793
  • la casa del duque y de telurico de la encantada
    • criadero la gaviota
    • Email
V
JUAN MANUEL REY MARULANDA
bb pin 22856DCF

Desconectado juanrey

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 1793
  • la casa del duque y de telurico de la encantada
    • criadero la gaviota
    • Email
B
JUAN MANUEL REY MARULANDA
bb pin 22856DCF

Desconectado pabloval

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 519
    • Email
Quien se apunta a traducir????
Pablo Valencia Arango
Zootecnista
cel: 315 478 8284
Manizales - La Dorada - Bogota, Colombia.

Desconectado Augusto

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 3652
  • CRIADERO EL ENCANTO
    • Email
por que la resvista SEMANA no hace algo parecido???????????



vamos a taner que decirla a adriana tono, que se tome unas foticos como lo hizop con el criadero la ceiba y publicarlas en SOHO. A  ver si algun dia le dan los medios de comunicaion la importancia que se merecen.
.                 Augusto Enrique Martinez V.
                    Criadero El Encanto AMV
                          Arjona - Bolivar
                       celular   3157492693
                    instagram @cr_el_encanto

Desconectado juanrey

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 1793
  • la casa del duque y de telurico de la encantada
    • criadero la gaviota
    • Email
el problema es lo que dice el articulo y las equivocaciones tan grandes, y lo peor es que es una revista famosa.

denme un par de minutos y lo tradusco.....
JUAN MANUEL REY MARULANDA
bb pin 22856DCF

Desconectado pabloval

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 519
    • Email
Rey juan, con un resumensito basta, en la otra pagina vi mas o menos de que se trata el cuento....   pero contemolo aca.....

Y es una señora revista, la conozco por ahoi desde los 90´s y con ella hacia tareas del colegio, recortando pa pegar en el cuaderno, como me dejaron hacer esoooo....
Pablo Valencia Arango
Zootecnista
cel: 315 478 8284
Manizales - La Dorada - Bogota, Colombia.

Desconectado tomasecheverria

  • Sr. Member
  • ****
  • Mensajes: 473
    • Email
No sabe uno que es lo que siente si rabia, decilucion, pena o que. como es que hay gente que se atreve a escribir artículos con esos conocimientos tan pobres sobre la historia del CCC la verdad es que quedo triste por que seguro hay mucha gente que le cree a este señor y deben estar pensando que todo eso que se dice en el articulo es cierto.

Por favor unámonos para que corrijan semejante metida de patas.
TOMAS ECHEVERRIA
Criadero los sándalos

Desconectado AJ

  • Full Member
  • ***
  • Mensajes: 133
a ver.... este tema esta en el otro foro y este GRAN ERROR fue enconrtado por Carlos Lopez.Si no hubiera sido por el no nos hubieramos dado cuenta como estan perjudicando nuestro caballo colombiano. Yo me quede impresionada cuando el me lo mostro antes de que lo sacara en publico hace varios dias en mi casa. Seguro somos pocos los latinos que leemos estas revistas.

 lo mas malo de este reporte es lo siguiente, Aqui les tradusco. Y antes de que lean, esto viene de un señor que supuestamente lleva 20 años criando y como 11 trabajando en la PFHA> :o

"Los caballos en colombia eran muy aislados, por lo tanto no habian muchas razas, dice Carrico;el explica que por un esfuerzo de mantener el paso lateral a cuatro tiempos, los criadores colombianos importaron y cruzaron otras razas con los paso finos, dice que se incluyeron razas como la de carreras (thoughroubred), Morgans, Tenessee Walkers, entre otras,estos criadores alcanzaron lo que querian pero tambien obtuvieron otras 2 razas, una que es "troche" y la segunda que es "trotegalope", que es muy parecida a n caballo que trota regular pero con el PASO FINO DE el paso fino (osea Fine step from the paso fino) asi traduce aunque suene repetitivo..muchos criadores sofisticados dicen que un caballo de PASO con estas 2 razas no e un caballo original de PASO FINO. aunque hay otros que no estan de acuerdo con esto"
Esto ofende a todos los Criadores .
Lo que hizo este señor fue desaprovechar una gran oportunidad de mostrar el caballo de paso a un publico muy grande que sabiendolo enseñar seria una gran ayuda para llegar a mercados que siempre hemos querido llevar nuestro caballo.

La revista va a correjir esta informacion que dio este senor  en otra edicion, y por eso necesitamos ayuda para tener un escrito que explique de verdad de donde viene el caballo colombiano

Adriana
« Última Modificación: Mayo 02, 2007, 09:42:21 am por AJ »

Desconectado juanrey

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 1793
  • la casa del duque y de telurico de la encantada
    • criadero la gaviota
    • Email
hola Adrina

yo hable con la revista y quieren arreglar los errores, me parece una muy buena oportunidad para darles un buen articulo, le deje mensaje a carlos ya que me parece bueno que ellos hablen con el.

JUAN MANUEL REY MARULANDA
bb pin 22856DCF

Desconectado DIAZ

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 2012
Yo creo que Viviana Angel les puede dar una buena mano con el artìculo.
HECTOR DIAZ
CRIADERO SAN PEDRO
"El Sello de las Diagonales en Colombia"
Celular: 312-4386611/301-3373885
Tenjo Cundinamarca

Desconectado mora

  • Full Member
  • ***
  • Mensajes: 122
    • Email
ademas que el error se basa en todo lo que el Senor Carrico opina del  cruce de los caballos colombianos.
Juan Manuel Lopez M.
Las Tekas .
- Norte de Santander.

Desconectado David Bitar

  • Hero Member
  • *****
  • Mensajes: 644
Que cantidad de bascuencias, es que es una detras de la otra,,,,,todo lo que dice ese texto no es mas que una carreta estupida de una persona que no tiene ni idea de los CCC y que mucho menos conoce su procedencia.

Es de caracter urgente corregir semejante error.

en el libro,  CABALLO COLOMBIANO CIENCIA Y ARTE::::de Diego bravo duque; aparece una buena resena de la historia del ccc.
yo podria colaborar con esto. Bueno podriamos utilizarla como una guia.

si la necesitan , escribanme a mi mail

davob8@hotmail.com

saludos a todos
david

Desconectado vivi angel

  • Newbie
  • *
  • Mensajes: 41
    • Email
Para quienes conocen de mis articulos, saben que he sido y soy una defensora aferrima del caballo criollo colombiano. En varias oportunidades he escrito sobre el  tema, en especial en lo que respecta a la defensa de la identidad de nuestro caballo. Algunos de esos articulos han sido publicados en revistas como: Paso Fino Report, ShowTime Magazine, Revista Fedequinas, catalogos de las exposiciones equinas colombianas elaborados por Chepe Acosta y recientemente soy escritora oficial de la revista 4 Tiempos. Ademas, escribi un articulo bastante bueno y controversial (a quienes desean robarnos la identidad de nuestro caballo les puede generar bastante polemica) para el libro que proximamente sera publicado acerca de la historia de nuestro caballo, editado por el fotografo Joya.

Tambien, en diversas oportunidades me he dirigido a medios de comunicacion de gran importancia en Colombia, como lo es la Revista SEMANA, explicandoles la importancia y procedencia autoctona de nuestro caballo y la necesidad que existe de defender su identidad 100% colombiana.

Por ello, de corazon y con el mayor de los gustos les ofresco mi labor respecto a la escritura del articulo para ser publicado en dicha revista, eso si tomando en cuenta sus sugerencias y comentarios, y contando con su final aprobacion. Incluso mas tarde les enviare a traves de este foro algunos articulos pasados sobre el tema, que he escrito para que ustedes verifiquen si les parece pertinente que sea yo quien redacte el articulo. ES SOLO UN OFRECIMIENTO CON EL MAYOR DE LOS GUSTOS Y CON EL CORAZON... ESPERO SUS OPINIONES Y COMENTARIOS AL RESPECTO...

Desconectado felleras40

  • Sr. Member
  • ****
  • Mensajes: 366
    • Email

SALUDO.

PRIMR CAPITULO DEL LIBRO "DESAPRENDER Y APRENDER DE CABALLO" AUTOR HERNAN POSADA, AUTORIZADO POR EL AUTOR LA PUBLICACION DE ESTE CAPITULO Y SU UTILIZACION EN EL ARTICULO QUE USTED PRETENDE, SIEMPRE COMENTANDO LA FUENTE.

LO ENVIO EN DOS PARTES PUES NO ALCANZA EN UNA SOLA.

FELIPE LLERAS

primero


Conversación

Primera

Historias

Recuentos

La mayoría de los autores de libros sobre el caballo, cuando empiezan a escribir, titulan de primero “La historia de los equinos”. Por tal motivo supongo asimilada la información tocante con vocablos como “Eohippus”, “Mesohippus”, “Merychippus”, “Pliohippus”, “Equuus Caballus”, “Prezewaski”, “Poni-celta”, “Masivo de la Edad Media”, “Árabe”, “Paca o Hacanea”, “Berberisco”, y propongo como tema la inquietud por conocer cuándo, cómo y qué personajes concibieron la idea de cristalizar, a partir de los ejemplares traídos por diversos conquistadores al Nuevo Reino de Granada, una raza de caballos de paso suave, de temperamento fogoso, hábil para salvar distancias, noble de carácter, adaptable a nuestra geografía, elegante o garboso y cómodo para sus desempeños.

Cabe subrayar aquí, a la vez que la magnitud de la ambición encerrada en estos propósitos, las limitaciones impuestas por factores fáciles de imaginar: el primero, la carencia de una metodología nacida del conocimiento apto de la genética. La segunda, la oposición práctica de quienes se fijaban metas diferentes, inclusive con la idea del mejoramiento de lo existente, mediante hibridizaciones con otras razas más atractivas para algunos, tendencia extendida hasta hoy, como se verá más adelante, y con resultados siempre engañosos, como es fácil de detectar.

Este prototipo planteado por los primeros criadores de nuestros caballos, debió generarse gracias a la diversidad de factores interactuantes: El primero, la base, o sea ciertas cualidades comunes de los equinos inmigrantes, capaces de sugerir el ideal propuesto; luego, la necesidad de desplazarse por distintos terrenos. Necesidad exigida, tanto por las demandas de la comunicación, como por el deseo siempre humano de la recreación. Se daba otra característica en aquella sociedad, y era la atracción, nacida en las clases burguesas, por lucir lo mejor en esta línea. En el fondo, la competencia nacida de la vanidad. Lo dicho es obvio, ya que la idea de la selección de nuestro caballo no surgió, ni en el seno de la esclavitud negra, ni como producto de inquietudes de grupos indígenas.

Es de advertir la incidencia en la diversidad de criterios y de objetivos secundarios que, con respecto a sus equinos, nacieron en aquellas comunidades burguesas. ¿Las causas?: la incomunicación y la diferencia de medios ecológicos en los cuales se movían. De admirar es, por otra parte, las coincidencias en lo fundamental, a pesar de la diversidad de los factores dichos, influyentes en cada grupo. El modelo ideal trazado para nuestro caballo permaneció siempre. Contribuyeron a su solidificación y a su conquista el mayor intercambio ocurrido con el acuerdo (“nacional”, se podría decir) de la idea de libertad, surgida a fines del siglo XVIII y de sus consecuencias visibles en las llamadas guerras de la independencia.

Es posible inventar objeciones a la anotada interpretación histórica. A esta oposición están sujetas todas las relecturas de los fenómenos vividos por la humanidad en tiempos pasados. Tales objeciones no producen mucho fruto. Más enriquecedor es la búsqueda de nuevas y más sólidas interpretaciones. Esta búsqueda no se ha intentado aún en Colombia.

De todos modos, placentero y aportante es traer a cuento dos de las piezas más notables históricamente: una escrita en el siglo XVIII y otra en el XIX. Fuera de su interés propio, por su ***** y su riqueza, señalan el uso de términos heredados hasta hoy, v. gr. “caballo de paso”:

Primera: Ya en el año 1741 se lee en la obra titulada “Floresta de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad y provincia de Santa Marta”, lo siguiente:

“En las Sabanas del Valle tuvo principio la célebre y estimada cría de los Caballos andones. Los que se llaman andones de Sabana, son los que moviendo a un tiempo pies y manos con suma ligereza, llevan el cuerpo tan quieto, que aún no siente el jinete el movimiento, y el curso es tan violento, como si corriese a media rienda; y la prueba del que se aventaja es la serenidad del cuerpo, es llevar el jinete en la mano una tasa o copa llena de agua, y no vertirla o vertirse muy poca. La segunda suerte es la que llaman de camino. Estos son los que mueven a un tiempo la mano y el pie correspondiente, estampando la huella del pie a una cuarta o tercia castellana delante de la mano, y observan la misma quietud del bruto cuerpo; y también con estos se hace la prueba de la taza. La tercera suerte es la de los que llaman de paso; y son los que andan con un género de trochado, que ni es andón ni de camino; pero el movimiento es más sensible, aunque poco molesto. De esta misma calidad es el ganado mular que allí se cría, porque como lo ordinario es que las yeguas madres son ya andonas, ya de camino o de paso, como por herencia sacan el de las madres, no obstante que por el burro padre muden la especie”.

Quizás la perla más valiosa descubierta en esta narración es la palabra y aparición del fenómeno “trocha”, de grande trascendencia en este recorrido.

Pero como pieza de apreciar por todos sus aspectos es oportuno prestar atención y deleitarse con el siguiente pasaje de El Moro, novela casi única en la literatura universal, escrita por ese gran colombiano, escritor y caballista, don José Manuel Marroquín, editada por primera vez en 1898. Dice así por boca de su protagonista:

“Nunca he sabido lo que es echar paso de dos y dos. Mi paso natural es el “gateado”, en el cual parece que, de una vez, no se mueve sino una de las cuatro patas (cuatro golpes isocrónicos?); para descansar o para hacer descansar al jinete, cuando éste merece atenciones, suelo tomar el “trochado”, paso en que se mueven simultáneamente el brazo y la pata opuestos, pero sin librar bruscamente el peso del cuerpo sobre los pies, como se hace cuando se trota, sino sosteniendo ligeramente el cuerpo sobre un brazo y una pata, mientras se pisa con los otros.

A veces tomo otro paso, que es el que debe tomar un caballo bien criado cuando lleva a una señora, y que aparentemente se asemeja al de dos y dos, pero en el cual no asentamos pesadamente y produciendo sacudimiento la mano y la pata de un mismo lado. Sé galopar corto, asentado y parejo, pero los jinetes entendidos cuidan de que no ejercite esta habilidad, porque el hábito de galopar es incompatible con la conservación del buen paso”.

Nótese aquí, como para tener en cuenta más adelante lo siguiente:

Primero. El señor Marroquín, en su inteligencia y con su ciencia equina, no debió quedar muy satisfecho con la claridad producida por su descripción de la trocha. A propósito, se debió hacer varias preguntas para las cuales no encontró respuesta consecuentemente lógica. O no supo definir la trocha de manera adecuada, o no le fue posible adentrarse lo debido en el fenómeno y virtud del llamado “resortaje”.

Segundo. No tuvo a su alcance los datos completos en el momento, para explicar con claridad la diferencia entre su paso “gateado” y el que “debe tomar un caballo bien criado cuando lleva a una señora”.

Tercero. Es una lástima que no explique la razón, tenida como argumento, por los “jinetes entendidos”, para creer que, para galopar es necesario alterar los pasos gateado o trochado propios de El Moro.

Nótese como iban apareciendo términos muy propios en relación con nuestro lenguaje acerca del caballo. Otra palabra acuñada en esas épocas por antioqueños, cundiboyacences y otros habitantes de estas tierras fue el de “Paso Castellano”.

El calificativo “Caballo de paso” procedía del análisis productor de la conclusión consistente en afirmar que el andar de nuestros equinos era una aceleración de su caminar al paso. Aun cuando, al observar ciertos ejemplares famosos, el desprevenido llega al mismo convencimiento, todo el fenómeno es aún motivo de discusión y de estudio.

A propósito, cabe aquí preguntar: ¿caballo colombiano y “caballo criollo de paso colombiano” que usan tantos, no serán la misma expresión? ¿la segunda no encerrará un pleonasmo? ¿no se encontrará en esta misma una afán inútil de precisión? Como esta es una conversación, el interlocutor tiene aquí la palabra.

Volviendo atrás: los nacidos en las primeras décadas del siglo XX en Colombia (y quizás en los países vecinos) aprendimos a usar el adjetivo “castellano” para ponderar la calidad de algunas variedades de razas o especies diferentes, tanto en el reino animal, como en el vegetal. Fue así como designaron a frutas de mejor sabor, como a la “mora de castilla”, por ejemplo. No cabía en el caballo de la gente acomodada y de gusto, el calificar a nuestros equinos escogidos con un genitivo (de Castilla), como en tantas frutas, sino con el adjetivo correspondiente, ¿Y cuál era la esencia de lo descrito con el adjetivo “castellano”?. Bueno, aquello que hasta muy avanzado el siglo XX en nuestro caballo se identificaba con el modelo y meta propuesta por los cultores de antaño; con esta doble característica: de manera natural ejecutaba perfectamente su trocha y el paso fino a voluntad de su jinete. Esta cualidad, como se deja entender, llenaba, dentro de la comodidad, la necesidad de un movimiento más coqueto en la zona urbana y de uno más lógico y más cómodo para caballo y caballero al realizar largos viajes.


Progreso vial en Colombia

La llegada de los automotores a nuestro país y la construcción de caminos aptos para ellos, comunicadores de vecindarios pequeños con nuestras rudimentarias capitales, convencieron a muchos de nuestros coterráneos de que el caballo había perdido su principal objeto, el transporte cómodo. Se había convertido en una ayuda desueta.

El cine y los viajes más fáciles al exterior, acentuaron en algunos colombianos el complejo campesino: en los países más desarrollados, la gente “noble” y los ricos, se movían en equinos de mayor alzada, que exigían vestimentas en uso para los deportes practicados por quienes ocupaban sus lomos. Nuestro caballo, según ellos, no cumplía funciones dignas de gente “culta” y “viajada”.

Este fenómeno, y el de la imposibilidad de muchas familias de desprenderse de sus predios rurales, generó una iniciativa muy “humana” y muy “científica”: elaborar (quizás pensaron en mejorar) una raza de caballos, a partir de los nuestros, dignos de ser mostrados al mundo y aptos para satisfacer el deseo de presentarse a la usanza de los observados en las películas cinematográficas y en los torneos de ingleses o norteamericanos. Tal iniciativa resultó siempre desastrosa para la permanencia del ejemplar considerado de veras colombiano, hasta la aparición del “hippismo” en el mundo. Sin embargo, de esta época en adelante (¿años y década de 1960?) algún ensayo de estos, según algunos, resultó exitoso. Tesis esta no fácil de demostrar.


Últimos años

A partir de la época últimamente citada, la dinámica histórica de la mayor parte del mundo se realizó a “los botes”. Cambios radicales en todos los aspectos de la vida humana se han podido detectar con gran claridad. Una característica del cambio, observable en todas las culturas, ha sido la aceleración y exaltación de una tendencia de este homínido, consistente en el afán de hacerse notar en su ambiente, con el deseo de que todo el mundo se dé cuenta cuando él responde “Presente”: Es el “protagonismo”. Pues bien, ficha de este juego fue también nuestro caballo. Era necesario anteponer cualquier criterio sustentado por los creadores de nuestros equinos a la vanidad, traducida en el deseo de fama personal, de dinero o de poder. Por tal razón se ha interpuesto el éxito de la competencia al placer de cabalgar con comodidad; el afán del dinero rápido a la conservación de un patrimonio orgullo de generaciones; la artificialidad en los andares, a la autenticidad, fruto de la selección con sabiduría; etc.
 
Aparición de una nueva trocha

Hasta la época que nos ocupa se había experimentado la introducción de sangres equinas extrañas en nuestro país, dando como resultado la convicción colectiva de la vulnerabilidad de la raza del caballo de paso colombiano. Ya lo hemos dicho: todos los intentos hibridizantes habían desembocado en fracaso. Por lo menos así fueron considerados por los expertos. Tal vez existía una imagen muy celosamente conservadora de nuestro caballo. Un intento, sin embargo, significó un “progreso” que, si no hubiera sido por la eliminación de arduas conquistas anteriores, sino con adición de nuevos fenómenos, no hubiera sido tan irracional: el cruce de un caballo portugués de rejoneo con una yegua de paso colombiano, actualizó el gusto y el trabajo por experimentar el trote recogido. Tal experimento, en apariencia resultó beneficioso: una hija de dicho apareamiento produjo, con un caballo de paso colombiano, un ejemplar macho de características variadas muy apreciables: su docilidad, su versatilidad en los andares y su capacidad de producir y reproducir con yeguas colombianas diferentes modalidades de movimientos, en sus hijos y en sus descendientes en diversos grados, hizo que se oyera un grito de triunfo. Tal variedad de aires o andares, casi siempre productos del azar, resultantes de cruces sucesivos (repetitivos), en muchos casos abusando de la consanguinidad, no sólo han producido ejemplares dignos de admirar, sino que demuestran la dificultad genética para cristalizar, por hibridación, un producto diferente a aquel con el cual se inició el proceso.

Entre estos resultados el más sobresaliente ha sido la ejecución de una “nueva” trocha. Más vistosa que la tradicional colombiana, con recuerdos de los movimientos del caballo de rejoneo, pero menos suave y menos cómoda. Esto no sólo por lo tocante, a su misma ejecución, sino al talento grande requerido en el montador para obtenerla de ejemplares, en gran número, naturalmente trotones de suyo, y sin mucha gracia en ese andar.

No sólo apareció este fenómeno con la introducción de tan extraña sangre en nuestra caballada, sino otro más increíble: el de los ejemplares capaces de ejecutar con maestría la trocha y el galope. Los caballistas experimentados en Colombia y los estudiosos jóvenes hacen esfuerzos por explicar algo inimaginable para quienes consideran como factor esencial de suavidad de la trocha colombiana, la rapidez de movimientos. Convencidos viven ellos de la imposibilidad, sin enredarse en sus ejecuciones, del tránsito de un equino de una a otra de estas modalidades.



Desconectado felleras40

  • Sr. Member
  • ****
  • Mensajes: 366
    • Email
CONTINUACION...



El caballo fino de gran pulimento

Otro fenómeno, ocurrido también en la famosa década del 60, vino a tratar de cambiar el concepto y el prototipo del caballo colombiano: el despertar del gusto por el paso fino de manos bajas y movimientos paralelos. Tal suceso ocurrido en Norteamérica, no con la llegada, antes de la época por mencionar del caballo peruano braceador, sino con el advenimiento al continente de equinos portorriqueños, casualmente en un momento de su decadencia.

El pragmatismo sajón exigía en este campo caballos con buena alzada y capaces de servir también de instrumentos para pasear. Los portorriqueños no cumplían con estas condiciones. Descubrieron ellos, entonces, caballos colombianos muy próximos al ideal propuesto en su imaginación para este tipo de animales. Un obstáculo (que se esfumaría con el tiempo) se les presentaba a estos idealistas: la integración de estas tres o cuatro características: pulimento nacido de manos bajitas y paralelas; buena alzada y comodidad. —Cualidad esta imposible de excluir para quien pretenda gozar un “caballo de silla”—.

Como no es nuestro propósito narrar la evolución ocurrida en el desarrollo del caballo de paso fino en el país del norte, a partir del ejemplar portorriqueño tradicional, queremos evitar preguntas al respecto y decir que allá, al formarse una asociación para el fomento del tipo de caballo propuesto en sus mentes, registraron en ella, de primero, a un caballo nacido en Colombia, ejecutor de un hermoso paso fino, en 1964.

Desde entonces, tomando como modelo este ejemplar, los criadores colombianos se olvidaron del caballo castellano y se dedicaron a rendir culto (para vender en dólares, ignorando el estatuto cambiario) al equino de paso tan fino, que le quedara imposible trochar. En efecto, entre la fecha citada y el principio de la bonanza marimbera, se exportaron más de cinco mil de ellos. Conclusión: los norteamericanos, contra las campañas de portorriqueños residenciados en ese país, han ido evolucionando en sus gustos y en sus parámetros de selección. No así los criadores modernos colombianos que siguen trabajando y tratando de actualizar las épocas de la fructuosa cosecha verde.

Dependiendo de la manera como se analice; de los gustos y de los intereses económicos, es posible descubrir, en el proceso anotado, un aspecto positivo. El puede constituir un adelanto: la cristalización de dos “razas” a partir del caballo colombiano” una ejecutora natural y predominantemente del paso fino, y otra, análogamente, ejecutora, natural y predominantemente de la trocha. Usamos el adverbio repetido, y subrayado, como quiera que es casi imposible encontrar el ejemplar cómodo para montar en el primer caso, si no sabe trochar, y en el segundo, si le queda imposible “entrar” al paso fino. De tal consideración surge el reto de seguir el camino de la selección dicha, teniendo en cuenta las exigencias anatómicas y fisiológicas requeridas en las extremidades del equino para que le sea posible, de manera natural y cómoda (repetimos) ejecutar su aire característico y diferenciado.


Delimitación de épocas

Por lo visto, apreciados interlocutores, con ustedes creemos que es lógico dividir el tiempo de vida del caballo en nuestro territorio según los cambios sufridos por él a lo largo de los días. Infortunadamente, del tiempo de la conquista nada de consideración ha quedado escrito, ni ha permanecido una tradición oral apta para iluminar la marcha y desarrollo de ese amigo destinado a ser tan importante para nuestra nacionalidad, a partir de principios de siglo XIX. Como ya quedó dicho, se conoce la conciencia de la selección sólo a partir de tales fechas. Lástima el paréntesis entre la crónica transcrita de don Nicolás de la Rosa y estas últimas.

La historia, por otra parte, es más clara para unas regiones que para otras: Se ha conservado con fidelidad lo ocurrido en este aspecto en Antioquia y en la región cundiboyacense (ya quedó mencionado antes). Se sabe de la irradiación de estas regiones a sus vecinos. Los Llanos Orientales permanecieron cabalgando equinos trotones sin mucho progreso. La Costa Atlántica disfrutó de lo recibido con la ayuda de los elementos dinámicos proporcionados por su clima y por su geografía. Lo mismo se podría afirmar de la parte plana por la que recorre el río Cauca luego de salir éste de los cañones formados por altas montañas. El Tolima Grande, sobre todo en su parte sur, se dedica a pulir el caballo trotón y consigue éxitos. De ellos nace la idea de perfeccionar ejemplares con sangre de razas de esta modalidad, aprovechando lo deseado y logrado, en gran parte, por los huilenses principalmente. Según concepto de quienes crecieron cabalgando en verdaderos equinos de silla, esta raza de trotones, a pesar de los esfuerzos, todavía no se encuentra cristalizada en nuestro país.


Acontecimientos aportantes

Un hecho bien interesante ocurrió a principios del siglo pasado (¿Década del 10?): de la Ceja (Antioquia) llegaron a la Sabana de Bogotá tres hermanos de apellido Londoño, bautizados con los nombres de Heliodoro, Constantino y Fulgencio. Arrendaron la antigua y célebre hacienda “Chucua”, situada en Soacha, cuya propietaria era la familia Umaña representada por don Manuel Vicente. Había en ella una cría de caballos colombianos bien conocida en la Capital. Eran casi todos de color negro. Razón por la cual llamaban “Chulo” al reproductor principal, y “Chulas” a las yeguas de la dicha hacienda. Los señores Londoño, no sólo se hicieron a la mayoría de tales ejemplares, sino que trajeron de su tierra natal dos reproductores, a quienes llamaban el “Mico” y el “Antioqueño”. Los ejemplares encontrados en la Chucua eran de hermoso fenotipo y color, de paso netamente fino; con poco resortaje en las patas traseras y un poco boliados de manos. Poseían muy buen carácter, fogocidad y garbo. Los caballos traídos para padrear poseían las mismas cualidades. Sólo que por su origen y selección ostentaban lo que se llama “buenas patas” y pisaban con las manos bien paralelas (venían de antecesores hechos para caminos estrechos y terrenos abruptos). Además marchaban como los buenos castellanos colombianos (sin meneo posterior en el paso fino y con suavidad extrema en la trocha).

De la mezcla de las cualidades dichas, con sana intuición y con perseverancia, se consiguió en aquellos predios una cría de caballos colombianos que mereció ser tenida en cuenta por innumerables criadores de diferentes regiones del país. Casi se podría afirmar que “los chucuanos” llegaron a constituir un mito. Ejemplo: el Delirio de don Santiago Escobar de Fredonia, procedente de Pácora y salido de la Chucua en 1920, comprado a los Londoño por don Faustino Álvarez, potro de un año, y con famosa estela de descendientes en Caldas y en Antioquia.

El hecho es destacable en la historia de nuestro caballo, por lo menos por dos motivos: el primero, la verificación de un fenómeno no tenido en cuenta hasta esa época y enunciado más tarde: los caballistas de la altiplanicie cundiboyacense tenían como ideal criar equinos finos que trocharan. Los antioqueños, en cambio, preferían los ejemplares trochadores que ejecutaran bien el paso fino. El otro logro visible de la empresa de los hermanos Londoño consistió en el convencimiento de la existencia, admitida por occidentales y orientales colombianos, de un caballo típicamente nuestro, con la conciencia también de que dentro de una raza, todos los ejemplares son mejorables. Lo importante del fenómeno, narrado aquí como ejemplo, es la fe cultivada por nuestros abuelos en la existencia de una raza de caballos colombianos propia y ya cristalizada.

Convencidos de ello no vieron la necesidad de que las cualidades de sus cabalgaduras requirieran de cambios radicales. Aun cuando no descartaron la posibilidad de fabricar nuevas razas a partir de la nuestra. Esa misma fe no bien fundamentada, la inconstancia y la falta de conocimientos científicos en el campo de la genética, han hecho imposible hasta ahora un logro de tal especie.


Resumen

Concretando, deduciendo y concluyendo, es posible partir la historia del caballo en Colombia en estas etapas:

Primera: La de la Conquista y la del principio de la Colonia cuando los habitantes del nuevo Reino de Granada se contentaron con conservar y disfrutar de los ejemplares traídos por los inmigrantes europeos de la Península Ibérica, directa o indirectamente, descendientes de los berberiscos multiplicados en las Antillas mayores.

Segunda: Al final de la colonia se cae en la cuenta de la posibilidad de obtener un caballo con características propias para los gustos y las necesidades de la época.

Tercera: En el siglo XIX, sobre todo con ocasión de las guerras de la Independencia y de las subsiguientes, el intercambio consecuente con las circunstancias hace que, en las distintas regiones aprovechen los videntes aficionados, las características de los equinos viajeros de un lado para otro, en orden a obtener sus propósitos.

Cuarta: Ya en la mitad del siglo mencionado se percibe claramente el fenómeno cultural consistente en destacar los reproductores y las madres capaces de transmitir las cualidades perseguidas en lo que se daría en considerar “caballo colombiano” o “caballo de paso colombiano” por más de cien años.

Quinta: 1960 hasta nuestros días. Cuando se ha cambiado el objetivo de la cría de nuestros caballos en esta forma: el disfrute al montarlo por el de exhibirlo; acento en la tendencia de procurar nuevas razas a partir de mezclas con ejemplares importados. Finalmente se ha querido complacer un nuevo y sectorial mercado en el extranjero con prescindencia de otros valores. En esta época también es posible enmarcar, como característica de ella, un movimiento de reacción consistente en la afirmación de que lo importante es cabalgar. Como en todo movimiento de protesta se cierran los ojos a realidades innegables. Por ejemplo, no se cae en la cuenta de que no es lo mismo usar un ejemplar con todas las características planteadas por “los fundadores”, que un caballo incómodo. Es como si ellos no percibieran la diferencia entre el placer obtenido al pasear en un bus de escalera, de aquel experimentado en un automóvil Mercedes Benz.

Es posible la disidencia de algunos en esta manera de seguimiento de la historia de nuestro caballo. Pueden ellos recurrir a las tradiciones orales y a las escritas, claras de toda claridad, para constatar lo afirmado. Quien haya reunido todos esos datos habrá obtenido una visión muy diferente de la formada por aquellos que se mueven solamente en el terreno de las hipótesis o de las modas.