Todas estas elucubraciones y diagnósticos artesanales hechos en casa, no corresponden sino a la inmensa necesidad del ser humano a darle respuesta a todo y cuando no encontramos soluciones científicas innegables e irrebatibles entonces apelamos al poder de la intuición, al "es que a mí me parece" y el resto están equivocados y son tercos por no pensar como yo. A demás, cuando el objeto en observación es tan gaseoso y sumido en el oscurantismo y los caballos que acusamos de heredar cojeras son innombrables y el lugar anatómico exacto donde el gen cojineto tiene su acción e influencia es un misterio, cuando metemos todas las cojeras en un mismo saco ya sea por tendinitis, esparavan, arpeo, lesiones ligamentosas, musculares, de conformación, psicológicas, laminitis o solo por boca, cuando el poco conocimiento que tenemos al respecto nos permite la osadía de encerrar innumerables causas en un solo termino como cojera, se hace muy fácil armar argumentos temerarios y llevarse en los cachos a muchos reproductores y yeguas satanizando su ascendencia y su herencia.
Todos conocemos en alguna pesebreras hijos de caballos como Caramanta y Prodigio, saludándonos por encima de las baretas de una jaula, que en el mejor de los casos mide 4x4 comiendo el mismo concentrado de sus mamás, y halando Sus primeras hilachas de heno de heneras altas, ramoneando como si fueran chivos ¿ pero como vamos a soltar a un potrero una cria tan valiosa de un salto tan costoso y seguramente en nuestras mejores yeguas ?
Criamos deportistas de una exigencia física a la que los seres humanos jamás podríamos llegar, los ensillamos cuando aún están en formación y los alimentamos con carbohidratos sin saber que estos inhiben la síntesis de proteínas que permiten madurar el tejido elástico (tendones, cartílagos y ligamentos) paso a seguir, le montamos un arrendador gordito y los metemos a girar en tornos con dimensiones inadecuadas cargando articulaciones inmaduras de forma innecesaria. A demás de muchos otros errores culturales que están muy lejos de la calidad y el nivel deportivo que nos dan los caballos en la actualidad; más patas, más rapidez, más pegada, más reunión, más, más,más... Cada vez más. Pero no investigamos, ni mejoramos nosotros, seguimos alimentando como hace 20 o 30 años cuando los caballos sólo iban ahí al pasito, los montadores no cuidan su condición física y por lo contrario justifican su descuido y falta de respeto con argumentos como "así los caballos trabajan más asentaditos".
Muchas veces he escuchado en las tribunas a los espectadores fascinados al ver a un ejemplar extraordinario, preguntarse ¿ hasta donde van a llegar los caballos ? Impactados con sus presentaciones. Ahí está la respuesta, van a llegar hasta donde "el chasis" y los componentes aguanten, van a llegar hasta donde la ortopedia lo permita, va a llegar hasta donde su organismo biológico soporte porque hueso y carne no le dan la talla a semejante espíritu. La calidad de nuestros caballos nos sobrepasó, tenemos la obligación de alcanzarlos y ponernos a la par, por lo menos para no resultar siendo un estorbo en su desarrollo y eso no se hace inventando teorías facilistas que utilizan la poca formación como medio de propagación. Al fanatismo no le cabe la menor duda, yo prefiero esperar a ver qué luces dan la ciencia a cerca de la posible heredabilidad de algunos problemas ortopédicos al igual que los mejores ortopedistas y genetistas del mundo que hasta el momento no se han atrevido a sostenerlo.
Como la obligación nuestra no es solamente hablar carreta sino tratar de aportar los invito a proponer sus ideas para lograr desatar este nudo. La mía, en este momento es utilizar la clonación para saber si un animal arpea por causas genéticas o medioambientales, podemos escoger un arpeador de libro, muy significativo, sacar dos o tres copias y criarlas de la mejor manera, si la condición es ganética invariablemente las copias van a arpear, sino los resultados van a ser negativos.