El temperamento de su caballo se puede evaluar objetivamente mediante ciertas pruebas de su comportamiento. Hay pruebas fisiológicas que miden el ritmo cardiaco y la frecuencia en defecación en situaciones de estrés. Y hay pruebas basadas en mera observación.
Se evaluan parámetros como niveles de nerviosismo, de ansiedad, de curiosidad, de amistad, de agresividad, de excitabilidad, de entendimiento, de torpeza, y su forma de relacionarse con humanos y con otros equinos. Las pruebas evaluan esos parámetros en escalas numéricas de menor a mayor cumplimiento.
Se cree que algunos rasgos de temperamento son hereditarios. Esos incluyen la forma de reaccionar para protegerse de amenazas al daño corporal, la curiosidad de averiguar objetos o lugares nuevos, la respuesta al buen trato, y la capacidad de entender o de aprender.
Los menos inteligentes toman mas tiempo en adaptarse, o acostumbrarse a objetos, o, a lugares nuevos.
Al castar, debemos evitar esos rasgos de temperamento que pueden ser hereditarios, y que perjudican, o dificultan el aprendizaje y el arrendamiento.
Respeto para todos...
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