La piel del caballo es una parte expuesta constantemente a infecciones y enfermedades parasitarias que, además de resultar enormemente molestas para el animal, pueden llegar a suponer un serio riesgo para su vida.
La sarna es, sin lugar a dudas, una de las enfermedades parasitarias más comunes entre los equinos; por ello conviene conocerla bien, saber cuáles son sus diferentes manifestaciones, el por qué aparece en determinados caballos y cómo debemos luchar contra ella. Algo que se hace aún más importante durante la época de calor, cuando proliferan los mosquitos (una de las principales formas de propagación de este tipo de enfermedades) y la falta de humedad provoca la aparición de polvo y suciedad en la que los ácaros se encuentran a sus anchas.
TIPOS DE SARNA
La sarna del caballo surge por la acción de diversos tipos de ácaros que se asientan en determinadas zonas
del cuerpo del animal. Debido a esos ácaros, el caballo comenzará a tener un fuerte prurito y el pelo, antes brillante, se tornará opaco y se llenará de costras y ampollas.
Podemos citar tres tipos fundamentales de sarna que aparece en los caballos:
SARNA SARCÓPTICA:
causada por el “Sarcoptes equi”, un parásito que se introduce en la piel del caballo, donde deja sus huevos.
Este tipo de parásito se manifestará primeramente en la cabeza (labios, ojos y orejas), espalda, cuello y en la zona de la silla; desde estos lugares se irá expandiendo por el cuerpo del animal.
Localizaremos este tipo de sarna de la siguiente forma:
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Comenzará con un fuerte picor, que aumentará en los momentos es que expongamos al caballo al sol, en el interior de establos calurosos y durante la noche.
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Podremos apreciar unos pequeños bultos sobre la piel, perfectamente perceptibles al tacto.
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El pelo se agrupará en mechones que corresponden a cada uno de estos nódulos.
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El pelo se caerá con facilidad, dejando pequeñas alopecias. En algunas de estas calvas podremos
localizar llagas, que terminarán por transformarse en costras espesas.
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Si la sarna continúa, acabarán por formarse bastas zonas cubiertas por costras, con llagas que se
localizarán principalmente en el cuello y en la garganta.
SARNA
PSORÓPTICA Y AURICULAR:
causada por el parásito denominado “Psoroptes equi”, el
cual busca las zonas del cuerpo provistas de pelo largo, así como las partes de flexión de las articulaciones.
El modo de contagio es por contacto directo o por transmisión por arneses.
Debajo del mechón de la nuca, debajo de la ingle, en el muslo, axilas, zonas de la grupa... son los lugares preferidos por este parásito que provocará un intenso y desagradable picor en el animal.
El caballo suele reaccionar ante este picor sacudiendo violentamente la cabeza.
SARNA CORIÓPTICA:
también denominada “Sarna de los pies”, puesto que suele comenzar en la zona de las extremidades posteriores desde donde avanza para cubrir, principalmente en el caso de los potros, todo el cuerpo.
A pesar de esto se trata del tipo de sarna menos contagioso y su avance suele ser lento, en muchas ocasiones puede estar localizado en una única extremidad durante largos meses.
Por supuesto su aparición se hará notar con un fuerte picor, ante el cual el caballo reaccionará dando pisotones al suelo de manera continuada y mordiéndose las cuartillas.
A simple vista localizaremos la sarna a través de una descamación en la piel que terminará en la caída de la epidermis, llevando poco a poco a la formación de costras escamosas y a la aparición de grandes llagas transversales.
CÓMO COMBATIR LA SARNA
Ahora que conocemos las formas y síntomas que pueden presentar los diferentes tipos de sarna, conviene saber cómo actuar ante ella.
En primer lugar debemos hacer fuerte hincapié en la necesidad de mantener las caballerizas y elementos que tengan que ver con el caballo perfectamente limpios. Debemos tener en cuenta que los ácaros y parásitos se desarrollan a sus anchas en la suciedad, por lo que nunca está de más que las caballerizas, patios, potreros y arneses se desinfecten con abundante creolina, lisoformo y agua con sal.
Es muy importante ubicar y retirar los bebederos y comederos de las excretas, para evitar que se contaminen; eso sin olvidarnos de que es fundamental que nuestro caballo tenga acceso al agua limpia y fresca durante todo el día.
Mantener al caballo fuera de la caballeriza, al aire libre y realizando ejercicio bajo el efecto curativo del sol, es siempre recomendable; no sólo estará más alegre sino que además lo mantendremos por más tiempo alejado del peligro que supone el contacto con sus excrementos.