El debate en realidad, aunque se derive de un tema diferente, tiene una gran importancia de actualidad. Se nota consenso en la mayoría de los foristas en cuanto a la heredabilidad fenotipica derivada del caballo Don Danilo. Conceptos, algunos muy acertados, que demuestran conocimiento entre los foristas. Sin embargo, el tema no es tampoco tan sencillo como parece y con el objeto de darle màs objetividad y aportar material de análisis, me voy a constituir en abogado del diablo.
Don Danilo fue un caballo con ¼ de sangre de la raza cartujana, que debido a sus connotadas características, tuvo un gran auge en las décadas de los 50, los 60 y parte de los años 70. Durante las cuales se pusieron a su servicio infinidad de yeguas, no solo trochadoras, sino trotonas y finas; por lo consiguiente, tuvo también descendencia de todas las modalidades. El mismo Adolfo, que lo montó durante muchos años decía que servia las yeguas aun con el galápago puesto. El caballo (que se inicio como trotón galopeo), empezó a aparecer en el registro en una gran cantidad de ejemplares dentro de la raza del CCC de todas las modalidades. Hasta no hace mucho tiempo, por citar un solo ejemplo, campeonaban en las pistas unas excelentes yeguas “finas” del gran juez y criador ya desaparecido Agustín Forero, yeguas que no demostraban fenotipicamente diferencias atribuidas a su ascendiente de origen foráneo.
En nuestro medio, anterior a la fenotipicacion, (que garantiza y establece el parentesco entre individuos) existió desafortunadamente, una tendencia a colocar en los registros alegremente, caballos que tuvieran realce, importancia o que estuvieran de moda, con el objeto de valorar el producto, circunstancia por la cual empezó a aparecer este caballo como ancestro de cuanto trochador existiera. Paralelo a este fenómeno, y en sentido contrario, con la intención de pretender purificar la modalidad en el paso fino empezó también a desaparecer de los registros, por arte de magia, el nombre de Danilo.
Otro factor importante, que se debe tener muy en cuenta, y que no sobra repetir aquí, es que ciertas características fenotipicas, (producidas por los genes) en un individuo, no necesariamente van acompañadas o asociadas de otros caracteres, ejemplo: si una persona tiene los ojos verdes (un gen recesivo) tenga que ser inteligente, o de estatura elevada. Otro ejemplo: si una vaca holstein roja, por haber heredado ese rasgo, deba ser más o menos lechera que otra de color negro. Lo mismo pasa con los caballos en nuestra raza, si un ejemplar hereda determinada modalidad no necesariamente tiene que ir acompañada de un fenotipo en particular. Una yegua trotona, sea cual sea su morfología, cuyo genotipos sea (Tp) en teoría y con seguridad podría tener un 25% de crías finas, un 25% de trochadoras y otro porcentaje de trochadores galoperos. Y el fenotipo, o sen los rasgos físicos de estos ejemplares, no tienen porque ser diferentes en las distintas modalidades. Esto es debido a que la heredabilidad de la modalidad en nuestra raza (que en los laterales es producida por el gen (p) recesivo y en los diagonales por el gen (TT) dominante, es independiente a la heredabilidad de los rasgos físicos, que son producidos por otro tipo y combinación de genes, que influyen en la anchura del cuello o de pecho, la forma del anca o el tamaño, el brío etc.,etc.,
Para que un caballo, con supuestas características especiales, trasmita verdaderamente sus dotes e influya en sus descendientes, no solo tiene que figurar como ancestro en su árbol genealógico, sino que debe ser producto de un trabajo técnicamente dirigido, por medio de cruces consanguíneos en diferentes grados, para lograr trasmitir indefectiblemente sus características en su descendencia. Este sistema de cruces intensivos ha sido utilizado a lo largo de la historia para fijar y establecer razas; por ejemplo: la famosa raza Morgan tuvo su origen en un ejemplar de nombré Justin Morgan que por este sistema fijò sus características a su descendencia; o en la raza cuarto de milla que tuvo su origen en un caballo de origen ingles, grueso y de arranque sumamente rápido llamado Janus.
Estamos en mora si en un futuro queremos tener, no una sola raza del CCC, sino varias razas, de acuerdo a las modalidades o formas de desplazamiento (a mí tampoco me gusta utilizar el termino aires ni andares) empezar por, establecer y fijar seriamente y técnicamente dirigidas características, no solo por la forma de desplazamiento, como vimos atrás, sino con objeto de fijar determinadas características de índole también genotípico (morfológicas), con sistemas de registro que garanticen que garanticen e impidan los cruces entre las diferentes modalidades que aglutinan actualmente la raza del CCC.
Alejandro Gómez Umaña
Hacienda La Lorena