Cada individuo tomará el rumbo que mejor le parezca, y el clon de “don Fabio” podría ser un peluquero gordo y Cardona un ingeniero de sistemas dicharachero y espontáneo. El clon de Peláez, por su parte, odiaría los caballos y le parecería inaudito que alguien haya gastado ciento cincuenta mil dólares en la creación de un clon para repetir un caballo que ya es una pieza de museo.
Por: Juan José Gaviria – Fotografía: Archivo particular
que buen articulo...
gracias.