Cuando Lee y yo nos encontramos en Suramérica viajando nunca imaginamos todas las maravillas que estas tierras tienen deparadas para el mundo. En especial me ha sorprendido el paso por Colombia y no solo por sus asombrosos paisajes, por el calor de sus gentes, su sabrosa cocina llena de colores y sabores, sino también por la pasión que genera un ancestral animal allí, este es el criollo caballo Colombiano, un equino apasiona a sus admiradores en las distintas regiones del País, Antioquia, Cundinamarca, Bolívar y creo que son muchos mas ¡
En nuestro camino hacia el norte del continente decidimos ir hasta Cartagena y de allí tomar un bote a Panamá y continuar en búsqueda de nuevas aventuras. Pero antes de llegar al “corralito de piedra” como le llaman, un querido amigo nos hablo sobre un lugar que había visitado junto a su novia. Donde montaron unos preciosos animales que se movían como “perfectas maquinitas Suizas” según su descripción. Así que leímos más sobre el sitio y nos aventuramos a este Hotel enclavado en medio de innumerables verdes a unos cuantos kilómetros de Turbaco, decidimos hacer a un lado el mar y las islas de Cartagena de Indias y nos fuimos tierra adentro, hasta encontrar el Hotel Paso Fino Boutique.
Allí un hombre muy amable nos recibió el día que llegamos a su “lugar favorito en el mundo”, como nos lo dijo, acto seguido nos ha dado nuestras habitaciones y enseñado el lugar, estando alli nos ha presentado el criollo caballo de Colombia.
Lee, mi compañera de viaje, una chica Israelí, fuerte, segura y educada en la milicia por sus años de colegio y conflicto cultural; Y yo, Kriistina, mujer criada en una granja en la alejada y amada Estonia, donde muy cerca he estado con animales de tiro y monta. Así que dije a Lee que no sería un problema montar estos ejemplares y que lo que hablaban de su temple y deseos de “destrozar la pista” no sería más que una total exageración… pero vaya sorpresa al subir sobre este hermosa yegua llamada Barbie…. Primero me ha recibido con una olfateada a mis manos y mi rostro, luego intento jugar un poco con mi pelo. Pero después ha venido este “montador” que es la persona que prepara estos animales y me ha explicado como subir y maniobrar allí arriba.
Primero fue Lee, se subió sin problema alguno y se movió como una digan “Amazona”, este es el nombre dado a sus mujeres montadoras y debo confesar que al ver moverse esta yegua, sus bríos, la rapidez y perfecta sincronización de sus elaborados y sorprendentemente naturales movimientos, sentí un poco de inquietud y para mis adentros pensé que tal vez no sería tan fácil después de todo… así que me arme de valor y subí sobre este animal, y vaya sorpresa !, he quedado maravillada, su andar, el sentir y oír sus pasos sobre este pista de madera que usan para disfrutar de ese envolvente sonido, sonido que para ellos debe ser como Chopin para mí.
Debo confesar que casi no me voy de aquel Hotel y muy triste estuve el día que deje a estos bellos animales atrás, y a las personas que allí dedican las 24 horas del día a promover aun más el trabajo y la imagen de este hermoso ejemplar Colombiano. Pero me hace feliz el saber que ya personas en Republica Checa y otros cuantos más en Europa han ido descubriendo y poco a enamorándose de este notorio representante de la hermosa y apasionada Colombia.
