yo tengo este este escrito que al parecer asi lo comprueba:
EL PRIMER RESORTE (RESORTE I). Si bien es posible aludir a una serie de ejemplares antecesores, en la historia del caballo criollo colombiano, a este importante ejemplar, tales como Chaquiro Viejo, el Rusito de Caldas, El Mico, Arenillo y El Crespo, yo pensaría, que la evolución concreta de nuestros equinos se empezó a tejer a partir del surgimiento de éste, producto de una importante cepa de caballos antioqueños –como algunos de los mencionados anteriormente- surgidos a principios del siglo pasado. Y es que, es de Resorte I que parten varias, sino todas, las líneas actuales del paso fino colombiano; siendo este, por demás, el primero de una dinastía reconocida de campeones: la dinastía de los “resortes”.
Resorte fue criado por Don Lázaro Saldarriaga, aproximadamente en el año de 1918, en su criadero, ubicado, en ese entonces, en lo que hoy comprende en la ciudad de Medellín, el selecto Barrio El Poblado. Éste era hijo de Júpiter y de la Negra, de color zaino; Júpiter, su padre, a su vez, era hijo del ya citado Crespo.
Se dice, que este primer Resorte, “no era muy grande, pero sí largo, de un fino trochado, como los caballos de esa época, de mal genio y gran brío. Se crecía ensillado” .
Cuenta la historia, que en 1923, Don Abelardo y Don Tulio Ochoa (abuelo y padre, respectivamente, del reconocido criador Fabio Ochoa Restrepo), con motivo de algunas buenas crías que ya se le conocían a Resorte, como Otelo y la Mesita, deciden adquirirlo y llevarlo para su hacienda La Margarita, ubicada en el municipio antioqueño de Salgar. Fue así, como en manos de estos antiguos conocedores de nuestro caballo colombiano, Resorte I logró producir hijos de la talla de Cometa, Monarca, Carey, Jazmín, La Gasolina, Favorita, Piel roja, La Róchela, La Pólvora, entre otros.
A la edad aproximada de 30 años, Don Tulio accede a vender a Resorte a un señor oriundo de Palmira, Valle, en manos de quien finalmente muere, como producto de un cólico.