La destetada de un potro, desde mi punto de vista está sujeta a varios factores relacionados con el manejo post parto de la yegua.
Como primera medida es muy importante saber que la leche de yegua es muy similar en su composición a la leche materna humana, a sabiendas que la leche de yegua es superior a esta leche, en cuanto a proteínas y resíduos como el hierro y la vitamina C. Por el contrario su contenido de grasa es muy bajo. Como condiciones nutritivas, éste tipo de leche está sujeta a disminuir su capacidad proteíca dentro de los seis meses de lactancia, incrementandose ésta disminución si hay presencia embrionaria en la madre.
Si la yegua fue expuesta a ser preñada en el calor del potro, producido el día nueve; por iniciativa corporal, se presenta el destete entre el mes 8 y/o 9 cuando el par de mamas se preparan nuevamente para el almacenamiento de calostros de la actual gesta, buscando las condiciones anti-corporales del neonato en el siguiente parto.
Si la yegua en lactancia, no se cubrió en el Celo del Potro, sigue lactando paulatinamente hasta los 16 a 18 meses. Este proceso de crianza permite un gran desarrollo corporal del potro, pero inestabiliza el cronograma estral de la madre, pues mientras haya lactancia, los celos son escasos; factor que se modifica con un buen programa vitamínico o con un destete repentino, en donde entra el calor de la lactancia a generar un estímulo folicular que desencadena la presencia de un óvulo con capacidad fértil, dispuesto a ser fecundado. Este calor se presenta entre 10 y 20 días después del destete, sincronizando el proceso folicular cada 21 días, en una yegua en condiciones óptimas nutricionales.