El caballo se lo regalaron a Parrita recién nacido, pues a Don Carlos Pinzón no le gustó pues nació horrible y muy pequeño, inicialmente hasta pensó en sacrificarlo, pero Parra le insistió y entonces se lo regaló pero con la condición que se lo llevara lejos. Así fue y luego de un buen tiempo don Carlos volvió a ver al patito feo y quedó asombrado del fenotipo y movimientos del caballo, así que se volvió a quedar con él, le puso algunas yeguas más adelante y luego lo vendió, intentándolo comprar denuevo más adelante cuando salió la Duquesa de S.C, pero le pidieron demasiado por lo que no volvió a ser de su propiedad. Príncipe cayó en manos de René un montador amigo mío, a quien se lo negocié.