Tomado de el Periodico EL COLOMBIANO
Domar tiene sus trucos y estrategias
EN ESTE PROCESO el caballo puede terminar herido y con malos hábitos o convertirse en un animal fácil de montar y digno de mostrar. Todo depende de la elección del domador.
Alejandro Gómez Valencia - Medellín | Publicado el 1 de octubre de 2008
Elegir a un domador para el caballo es inclinarse por las estrategias, técnicas y mañas que él aplica de acuerdo con su experiencia.
La selección no deja de ser un gran riesgo pues en la doma el equino puede ser lastimado o adquirir vicios que tal vez nunca se puedan corregir: romperle los labios, parar de repente o alzarse en las patas traseras son las más comunes.
Para no cometer un error, recomendó el domador Camilo Bernal Aguilar, lo mejor es asesorarse con los que saben, ojalá amigos que opinen sobre quién se vaya a contratar.
En su caso, Camilo ha incorporado elementos de las diferentes domas que existen y que le han dado resultados.
En nuestro campo se conocen dos: la doma tradicional y la natural o racional. La primera es la que se aplica desde antaño. En ésta el animal suele ser reprendido con implementos de castigos y puede resultar herido. Se usa mucho la fuerza.
La natural se enfoca más, podría decirse, con la sicología del caballo. El cuadrúpedo aprende todo de una manera más "natural" y se basa en ejercicios de acercamiento con el domador.
Para Camilo cualquier doma puede ser racional siempre que la fuerza y el castigo físico no sean la base.
En su manera de trabajar, por ejemplo, no les enseña con golpes como otros suelen hacerlo. Su estrategia está en la repetición.
En cada sesión se practican movimientos que aunque pueden parecer muy naturales en realidad no lo son tanto. Para citar un caso, girar a la izquierda.
A Solitario, un joven potro que está en el proceso de doma, Camilo le está enseñando a hacer los giros. Antes de pedirle que voltee, hace ejercicios con él desde el piso para fortalecerle los músculos del cuello.
En la doma tradicional a eso le llaman "quebrar" y el domador lo hace montado, sin haber trabajo desde abajo.
Solitario debe responder a las órdenes y cuando todo lo hace bien la sesión de trabajo puede durar unos 20 minutos.
El descanso, explicó Bernal, es el premio que recibe y la repetición, el castigo. Sin embargo el propósito es que no se aburra con el proceso.
Solitario pierde fácil la concentración pero su temperamento ayuda al aprendizaje. Otros, más tercos, necesitan de más reiteración pues en esto influye la personalidad.
Sicología equina
La manera de doma de César Zapata Restrepo es la natural. Lo primero que hace es meterse en la manada del caballo y tratar de identificar la jerarquía que tiene.
Luego, en el picadero le hace entender que el domador es quien tiene la jerarquía. César se para en el centro y el equino gira a su alrededor. El círculo se le va disminuyendo, siempre demostrándole que hacia el centro es donde menos presión siente. A esto se le llama el "enganche".
El ejercicio con la soga es otra estrategia. El domador roza el caballo con ella por todo el cuerpo para familiarizarlo y luego se la pone en la cabeza.
Empieza, entonces, el trabajo desde el piso para los giros. Sin violencia se hala con la cuerda hacia los lados hasta que cruce las patas traseras y voltee el cuello. Lo que en la tradicional es "quebrar" aquí es más fortalecimiento muscular.
En el piso también se le enseña a retroceder, uno de los momentos en los que según Zapata los caballos suelen adquirir el mal hábito de levantarse en dos patas.
La manera para que lo aprenda es empujarlo hacia atrás haciendo presión en el cuello y aflojando cuando da el paso.
Con los aperos también se trabaja la comunicación. Se roza con la alfombra y la silla y se le dan a olfatear. Lo que sigue es ponérselos encima para que quede "descosquillado", es decir, acostumbrado a ellos.
Cuando el domador puede apretar bien todas las correas monta al caballo y repite los movimientos que le ordenaba desde abajo: giros y retroceso.
Algo importante, al menos durante las primeras semanas, es que el equino galope en círculos para que adquiera su centro.
Lo que le pide hacer por el costado derecho se lo repite por el izquierdo, porque para Zapata los caballos suelen ser muy tranquilos por un lado pero nerviosos por el otro.
Lo que al final consiguen ambos domadores es que los caballos respondan a unas señales básicas para que puedan ser montados.
¡Ojo! Es que el desempeño del animal también depende de las señales claras que le dé el jinete.
Róbinson Sáenz
Los caballos tienen temperamento y de este depende el tiempo de la doma. En la foto Camilo Bernal y Solitario.
Róbinson Sáenz
Para Camilo Bernal es más fácil enseñarle a un potro que no sepa nada. César Zapata opina que es más fácil con maduros, más de 30 meses.
Cuánto tarda y cuánto cuesta
Un sitio para encontrar un domador son las exposiciones donde de acuerdo con la manera en que se desenvuelva el caballo se puede indagar por quién lo trabajó.
En cuanto a precios las tarifas son muy variables y depende de lo que incluyan. Camilo Bernal Aguilar dijo que se pueden encontrar unos no tan buenos que cobran mucho y otros muy buenos que trabajan por poco dinero. En su caso la tarifa es de 600 mil pesos la mensualidad que incluye manutención y un herraje al mes. No habla de tiempo porque todo depende de cada animal.
En el caso de César Zapata Restrepo, quien además es instructor del Sena en este tema, la tarifa por todo el trabajo está entre 1.000.000 y 1.300.000 pesos para doma y no incluye la manutención. Si es adiestramiento en trucos (**********rse, arrodillarse, tomar el sombrero con la trompa, etc.) es de 2.500.000. El primero tarda entre siete y ocho meses, el segundo dos