Autor Tema: EL CARILLO articulo cortico y sustancioso  (Leído 2151 veces)

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EL CARILLO articulo cortico y sustancioso
« : Junio 08, 2011, 07:12:30 pm »
Me encontre con este articulo y me parecio muy practico y completo , aportemos experiencias y manejos...CALCIO y FÓSFORO, su importancia desde el punto de vista esquelético
Como es de todos sabido, el Calcio y el Fósforo constituyen la fracción principal de los componentes inorgánicos de los huesos.  Alrededor del 97% del Calcio y del 75% del Fósforo en el organismo animal se halla en el esqueleto.


Durante el período de crecimiento, se está formando continuamente nueva sustancia ósea, lo que obliga a prestar particular atención a que el aporte de todos los elementos minerales, pero muy especialmente el Calcio y el Fósforo, sean suministrados al animal en cantidades suficientes y muy bien equilibradas, importancia ésta, todavía mayor en las especies de “crecimiento rápido y gastadores de energía por excelencia”, como es la equina.


El caballo, animal expuesto como el que más a sufrir trastornos esqueléticos graves, empezando desde su vida intrauterina, pasa luego por la llamada “crisis de crecimiento”, quizá la parte más crítica y a la vez más importante en el proceso de la formación ósea, si tenemos en cuenta que el período de crecimiento del caballo abarca sus primeros 5 años de vida, en el cual el Calcio y el Fósforo, juegan su papel más decisivo en el trascurso de la vida del animal.


Ninguna especie de interés zootécnico es tan susceptible como la  equina a los cambios o desequilibrios minerales, los cuales van acompañados casi siempre de lesiones o enfermedades esqueléticas graves, como el raquitismo, la osteomalasia y especialmente EL CARRILLO DE LAS BESTIAS, “encarrillamiento” o simplemente “carrillo”, como denominan los criadores de caballos a la entidad conocida en medicina equina como osteodistrofia fibrosa u osteofibrosis.


HISTORIA
Enfermedad enteramente de origen nutricional, conocida en Europa desde muchos años atrás con el nombre de “enfermedad del salvado” o “enfermedad de los molinos”, denominación muy acorde con la causa primaria de este proceso, muy frecuente en los equinos de los molineros de la época, quienes los alimentaban con granos o subproductos de la molienda, como el salvado de trigo especialmente.


CAUSA Y ORIGEN
Sin duda alguna es el “carrillo” el problema óseo de tipo nutricional más manifiesto en los equinos, el cual tiene como causa única la carencia secundaria de Calcio, debida a la ingestión excesiva de Fósforo, cuyo origen se basa en la marcada descompensación de la relación Calcio:Fósforo existente naturalmente en los cereales (granos) y/o sus subproductos como el maíz, sorgo, cebada, trigo, avena, salvado de maíz y de trigo, mogollas, harina y salvado de arroz, fuentes principales de los alimentos concentrados y a la vez suplementos alimenticios que a diario suministramos a los animales de pesebrera, como al caballo fino y al caballo de deporte, que resultan ser los más afectados.


Para tener una idea más clara del problema, damos a conocer las concentraciones porcentuales de algunos de los forrajes mencionados, en lo que a Calcio y Fósforo se refiere, su contenido por kilogramo y la relación Calcio:Fósforo aproximada.


Si miramos con detenimiento el cuadro anterior, y comparamos la relación Calcio:Fosforo 1.75:1 que es el promedio de esta relación en la alimentación del caballo colombiano, según nuestros propios estudios, es fácil colegir la enorme diferencia en favor del Fósforo, en forrajes tan familiares en la nutrición del caballo como los enumerados anteriormente.
Esta es la causa, la única causa, del temido “carrillo de las bestias”.


  CAUSAS PREDISPONIBLES
También es de todos sabido, que los escasos conocimientos que todavía hoy se tienen sobre la nutrición del caballo son aplicados esencialmente en función de los “resultados de la experiencia” y que las bases científicas, van acompañadas casi siempre de altas dosis de empirismo, tradiciones, ideas falsas y costumbres funestas, las cuales son aplicadas con el único propósito de “poner bonito el animal”.


Con este propósito se recurre a las llamadas “bombas”, en las que no falta el Fósforo como elemento esencial, cuando no a los mal llamados “tónicos fosforados” y a altas dosis de suplementos minerales ricos en Fósforo, causas predisponentes,  a todas luces a este problema.


Y para tener en cuenta, el abuso que a diario se viene cometiendo con la utilización a dosis continuas y/o exageradamente altas de las vitaminas A y D en equinos especialmente, que las hace particularmente peligrosas, al desequilibrar totalmente el metabolismo del Calcio.


No menos grave para el metabolismo mineral, es la aplicación caprichosa que se está haciendo de los llamados “anabólicos” o “anabolizantes”, muy en boga hoy en día,  utilizados como “forzadores de crecimiento” y “estimulantes de gordura”, especialmente en animales jóvenes; son pues, estos factores los que pudiéramos llamar “causas predisponentes del carrillo”.


Ya es costumbre de todos fijar sus inquietudes solamente en la desfiguración facial, ignorando o dejando pasar desapercibidos ciertos hechos muy graves que desencadenan trastornos con caracteres de lesión o enfermedad, mucho antes de que aparezcan las temidas lesiones de la cara.


Desde el malestar general, animales que se fatigan fácilmente, marcha envarada y tanteante, no tardan en aparecer las llamadas “cojeras erráticas”, las cuales aparecen y desaparecen, sin asiento fijo, sin causa aparente, más notorias con el esfuerzo y rebeldes a cualquier tratamiento. El arqueamiento del lomo ya puede empezar a ser manifiesto y al caminar, se percibe algunas veces chasqueamiento de las articulaciones.


Las formas crónicas que son las más insidiosas, se manifiestan por deformaciones de los huesos, engrosamiento doloroso de las articulaciones, en esta fase hacen su aparición los sobrehuesos, conchas, esparavanes, gomas... localizadas la mayoría de las veces en el menudillo y el corvejón, donde se hacen especialmente incómodas y dolorosas.


Debemos dejar muy claro que las lesiones de la cara y de la mandíbula no se circunscriben exclusivamente a éstas. Cuando las tumefacciones aparecen, la descalcificación ya ha producido sus estragos en el esqueleto del animal y la “osteoporosis”, que es consecuencia muy anterior a la aparición del “carrillo”, ya tiene minado considerablemente al esqueleto, entidad que se torna más grave en animales adultos, en los cuales las lesiones de la cara son prácticamente irreversibles.


Es de suma importancia hacer notar, que a medida que este proceso avanza se observa, casi siempre, un adelgazamiento progresivo en el animal y un particular estado de anemia, debido a la lesión sufrida en la médula ósea que  empieza a manifestarse.


DIAGNOSTICO
En las etapas tempranas puede ser difícil el diagnóstico, debido a la frecuencia de lesiones traumáticas en las patas del caballo. La aparición de cojeras en varios animales, sin causa justificada, es la primera voz de alerta y la presencia del profesional en la evaluación y examen de la situación, es indispensable.


TRATAMIENTO Y CONTROL
Todo el mundo fija sus ojos en las lesiones de la cara y es a estas lesiones a las que se dirigen todos los tratamientos, desde los más simples e inocuos como son unturas, inhalaciones, emplastos de lodo, una que otra inyección de Calcio, cuando no de una de las “bombas” con Fósforo que nunca faltan, como tampoco es raro encontrar animales con la cara quemada por un cáustico con el propósito de “desvanecer el sobrehueso”.


Ahora bien, para encarar con toda seriedad un tratamiento realmente efectivo, debemos partir de una base: las lesiones faciales no son más que un síntoma de una enfermedad ya muy avanzada y los tratamientos locales no tienen ninguna efectividad frente a una descalcificación generalizada, como es la que en ese momento está erosionando al esqueleto.


TRATAMIENTO CURATIVO
Dijimos anteriormente, que las lesiones en animales adultos, esto es, en caballos de 5 años de edad en adelante, son prácticamente irreversibles. Por lo pronto se puede esperar algún resultado positivo, siempre y cuando se inicie el tratamiento muy tempranamente y por un profesional idóneo.             
Es bueno recordar:
1) Entre más viejo es el animal, la respuesta al tratamiento es más dudosa.


2) El tratamiento es largo, por la misma naturaleza y evolución de la enfermedad.


3) El caballista tiene la tendencia a desesperarse frente a este problema, lo que lo hace especialmente receptivo a todo consejo y comentario con relación al tratamiento, el cual cambia constantemente, mientras tanto, la enfermedad continúa evolucionando, agravando más las lesiones y el estado general del animal se hace cada vez más crítico.   


Recuérdelo, sólo el profesional con un tratamiento adecuado y el tiempo, le darán una respuesta positiva.


Las siguientes normas deben adoptarse en el manejo de este caso, tan pronto aparezcan las primeras lesiones faciales o cojeras sin ninguna causa específica:


a- Suspender inmediatamente el suministro de forrajes como el maíz, sorgo, cebada, avena, salvados... lo mismo que los alimentos concentrados, sales mineralizadas y premezclas o suplementos minerales que contengan Fósforo.


b-Suspender de inmediato cualquier tratamiento que se esté aplicando en base a las vitaminas A y D especialmente, estimulantes de crecimiento y de gordura (véase anabólicos)


c- Con la verdad por delante, informe al profesional sobre el uso de estas sustancias en los últimos 90 días suminístrele un informe detallado sobre la alimentación y manejo dado a los animales, si ha habido un traslado de una región a otra o algún cambio en los hábitos alimenticios, lo que puede conducir a precipitar la enfermedad.


d- Administre durante los primeros 60 días sólo pasto, de corte y/o pastoreo, agua y sal común -no sal mineralizada- y bastante sol; sería muy importante dar mucho potrero y mejor si es con una buena hierba. La administración de alfalfa sería ideal.


copia nutrifarma Dr. Tulio Londoño García - MVZ
3113441756     criaderovilladelsol@hotmail.com