Amigos foristas
Con este mensaje no pretendo convertirme en juez de nadie, solo hacer sentir mi voz dolida como hombre que ha confiado y creído en alguien que no ha estado a la altura de la confianza en el depositada. Con todo respeto, claridad y sin ambages como siempre escribo, pido disculpas por lo directo del mensaje, sé que me faltan elementos de juicio pero lo seguro e irrefutable es que los hechos son tozudos y la verdad más tarde o más temprano saldrá a relucir en medio de todo este caos que se ha causado.
Don Alirio Galvis, soy un pequeño criador de caballos, aficionado de toda la vida, soñador y luchador, vehemente con lo que hago y obstinado en la defensa de lo que creo. Son esas razones las que me mueven a escribirle este mensaje, no con el ánimo de ofenderle ni culparle, sino más bien de ayudarle, de invitarle sinceramente a sacarse ese peso de encima, de invitarlo a liberarse de las cadenas que la mentira y el engaño pueden estar condicionando sus actos y llevándolo a piélagos inescrutables que no son buenos para nadie.
Supongo que usted es un hombre que tiene familia, una esposa, unos hijos, quizás hasta unos nietos, o hermanos, sobrinos, parientes cercanos y no tan cercanos, amigos conocidos de vieja data y amigos nuevos, de esos que la vida nos regala para ayudarnos en el discernimiento por el largo camino de la vida. No conozco sus costumbres ni sus orígenes, pero me precio de conocer al hombre en sus reacciones más primarias, por eso en estos días me he preguntado cómo puede este hombre poner su cara todos los días frente a su conocidos, frente a quienes le aman, seguramente ellos no le juzgaran y perdonaran sus actos, pero… su conciencia le perdona?
La conciencia parece etérea para muchos, pero es el juez implacable que siempre nos señala, podremos engañar al mundo entero, jamás a la conciencia. Pienso que sus razones para llevarle a esos actos reprobables han tenido que ser muy poderosas, el efímero dinero no puede ser la única causa para, por él, perder su paz y su sosiego. Muchas veces un alma atormentada nos conduce a esos abismos insondables, sin retorno, que nos pierden y condenan ante los ojos del mundo, pero conocer los recovecos del alma donde se ocultan los avatares de las causas es otro cuento bien distinto.
En muchas ocasiones escribí en este foro defendiendo las posturas de Fedequinas, porque creía y sigo creyendo en ese equipo de trabajo, no soy un criador de renombre ni de fama, ni tampoco de recursos exuberantes para comprar la conciencia de nadie, cosa que jamás haría, pero me duelen los caballos, me duele el gremio y lo que le atañe, por muchos señalados, vejados, olvidados, pero hombres y mujeres siempre incansables y pródigos en el amor por el CCC. Por esos verdaderos criadores amantes del caballo, no por los de grueso carriel repleto de dólares que hacen una selección para ostentar un inmerecido título de criadores, así tengan en sus pesebreras a los mejores en todos los andares, por esos criadores de verdad y por mí mismo es que hoy levanto mi voz.
No alcanzo a imaginarlo a usted corrigiendo a sus parientes, amigos o trabajadores, con qué valor moral puede hacerlo? Quizás sin darse cuenta, sin ser consciente de sus actos, o quizás llevado por la codicia o la costumbre de hacer lo mismo impunemente, se ha puesto usted una pesada loza en sus espaldas. Pero cada quien es el único responsable de sus actos, usted ha elegido ese camino y al hacerlo supongo que ha sopesado los pros y los contras y en su pleno juicio ha tomado una decisión. Sin embrago don Alirio no todo está perdido, aún hay un acto magnánimo de redención: la verdad.
Hemos escuchado las versiones de unos y otros, murmullos de pasillo y comidilla de todos, pero a usted el directo implicado, el culpable o quizás víctima de todo esto, aun no le hemos escuchado. El supremo maestro en su sabiduría infinita dijo: “la verdad os hará libres.” Hoy veinte siglos después su mensaje sigue tan vigente como el primer día. Esa verdad que usted calla es la llave de su paz y de su tranquilidad y una mínima muestra de respeto para todos los que hemos confiado en su gestión y que supongo que muchos, como yo, hoy se sienten defraudados y engañados.
Señor expresidente ejecutivo, el balón está en su campo, es el momento de tomar sabias decisiones, sé que decir la verdad no es fácil, menos aún reconocer los errores y no digo ya pedir perdón que es el culmen de todos los actos, pues al hacerlo nos reconocemos culpables y aceptamos que nos hemos equivocado. No es ni ha sido nunca mi intención en erigirme en su juez, solo es, como lo he manifestado, el hecho de sentirme burlado en mi buena fe, lo que me mueve a invitarle a contarnos su versión de los hechos, no por el morbo de hundir la daga en la llaga, sino pensando en la reparación magnánima de la verdad, cruda y desnuda.
Sinceramente
CENTAURO95
“Existen dos maneras de ser engañados, una es creer que no es verdad, la otra es negarse a aceptar lo que sí es verdad.” Soren Kierkegaard