Que buen chalan ese niño, y qué mejor maestro que su papá, mirándolo desde la improvisada bahía.
El muchacho bien sentado, llevándo el caballo con gran seguridad, de vez en cuando mirando a su padre como quien pregunta si lo está haciendo bien y recibiendo como respuesta una discreta sonrisa de satisfaccion bajo ese poblado mostacho.
Felicitaciones a Mario y a su hijo grandes chalanes.
Saludos,
Camirub
P.S. Ese comentario se me chispoteó, ojalá no le pase lo que a mi...