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« : Diciembre 21, 2012, 05:41:46 pm »
Equinos de competencia deben alimentarse como para unos olímpicos

Equinos de competencia deben alimentarse como para unos olímpicos 54Asafa Powell recorre 100 metros planos en 9.4 segundos, una marca homologada como record mundial.
Para lograrlo, este jamaiquino debe estar en plenitud de condiciones físicas y por ende, muy bien alimentado. Un caballo de paso fino colombiano, una de las insignias de este país, para recorrer menos de un metro necesita más de 100 movimientos, si su andar es pulido y recortado.Es decir que para recorrer 100 metros, perfectamente puede durar 10 minutos o más, lo que le implica un gran esfuerzo pues se mueve a “mil revoluciones por minuto”. Se podría decir que sus patas y manos son como un pistón de fórmula uno, pero sin avanzar.Ese movimiento casi estático, único en el planeta tierra efectuado por cualquier equino, requiere de mucha energía y poder, y ese máximo ejercicio se logra si el animal tiene brío (condición natural) y si está bien comido (condición externa).De no contar con esas dos variables, según los diestros en esos entendimientos, afloja porque afloja.Lo anterior significa que alimentar caballos de alta competencia o alto rendimiento, como el que tienen que afrontar los trotones, trochadores y de paso fino a lo largo y ancho del país, requiere de una comida diferente, es decir lo que se ha denominado la nueva era de alimentos, la perfecta combinación de proteína y energía, seguida de vitaminas y minerales.Detrás de esa propuesta están dos jóvenes: Juan David Niño Acuña, técnico en Producción Pecuaria del Sena, de Guatiguará, y Ricardo Vera, ingeniero electrónico de la Universidad Industrial de Santander.El asuntoDe acuerdo con Niño Acuña, bajo la tutela y sombra de su catedrático Cesar Calderón, magíster en nutrición y pionero en las dietas alternativas para la avicultura y ganadería, se trabaja con grasas cálcicas o bypass que son las precursoras de los Omegas 3, 6 y 9: al igual que con cromo y selenio, pero orgánicos.Ese alimento también contiene antioxidantes, que son los que ayudan a preservar las células ante la exigencia del movimiento.“Anteriormente, la energía en la alimentación equina se soportaba en excesos de azúcares y carbohidratos, lo que posteriormente conllevaría a problemas gástricos que se podían hacer manifiestos en un cólico por su impacto digestivo”, agregó.La alimentación equina, un animal de un aparato digestivo muy completo y que se le ha cambiado su hábitat natural (pesebrera por potrero), no puede contener, según Niño Acuña, descompensación, la que a la postre va en contra del animal.Por ejemplo, los excesos de fósforo no dejan fijar el calcio, conllevando al encarrillamiento y un desorden en el suministro de maíz, que parece inofensivo, termina en insofura en el ejemplar.“Un caballo se puede engordar con harinas, pero a la hora de competir, en el momento de mayor exigencia, flota la diferencia”, agregó.Nuevos elementosSegún Niño Acuña, la energía se logra con grasas trabajadas (pequeñas cantidades) que son de máxima asimilación y las cuales provienen del aceite de palma, de amplia producción en Santander.“Son volúmenes más pequeños de alimento que llegan al estómago de los caballos, pero de alta asimilación, lo que es un ahorro sustancial de energía”, agregó.Esa nueva tendencia alimenticia de equinos, también involucra aminoácidos esenciales como la metionina, lesina, treonina y triptófeno, el cual es el encargado de bajar los niveles de estrés del animal.“El cromo orgánico en los animales confinados en pesebrera regula los niveles de glucosa, los cuales son absorbidos de manera eficiente por el equino, lo que se traduce en una mayor masa muscular. Acá no se recurre a hormonas ni anabólicos, es más, por sus costos sería imposible. Se trata de buena conjugación real de nutrientes”, agregó.Incluso, trabajan con atrayentes de toxinas, para salirle al paso a una posible contaminación en la materia prima, llámese maíz o torta de soya.Para Niño Acuña, lo anterior se traduce en brillo del pelo, sanidad del animal, músculos fuertes, buena circulación sanguínea y alta capacidad de respiración.Es decir, como se dice en el argot equino: “listos pa´la candela”.Ahí está el meolloUn caballo de paso fino colombiano es un atleta con algunos inconvenientes de asimilación, dada la complejidad de su aparato digestivo.Para el “equinólogo” más joven del país, el médico veterinario adscrito a la Federación Nacional de Asociaciones Equinas, Fedequinas, Francisco Javier Londoño Jaramillo, un caballo de paso fino ejecuta entre 800 y 1.000 pisadas por minuto, es decir, un superejercicio para un superatleta.“Entonces hay que prepararlo para tal exigencia. Necesitamos que su sangre conduzca más oxígeno por la alta producción de ácido láctico, que debe ser eliminado sin poner en riesgo su condición cardiaca”, agregó.Es partidario de la nueva era alimenticia de los equinos, tema al que los americanos y europeos con sus más afamados laboratorios como el de Kentucky, están dedicados día y noche.“Los caballos se pueden mantener con pasturas de excelente calidad, pero para una prueba que puede durar una hora, necesita una alimentación más acorde para esa travesía”, agregó.Igualmente, dijo que los métodos han cambiado sustancialmente buscando que la comida sea más efectiva y asimilable.“Anteriormente se les daba una sola ración de 5 kilos de concentrado en el día. Hoy hay que repartirla durante 10 pequeñas raciones, todas con altos contenidos proteicos, minerales y energía”, agregó.Para Londoño Jaramillo, la suplementación es básica, la cual debe ir acompañada de heno de alta calidad y agua a cántaros, pues “el caballo debe beber constantemente antes y luego de una competencia”. Es vital y sustancial.Según el profesional, el ideal es impedir la generación de gases (producto de la composición de alimentos) en el estómago del animal, pues el caballo es muy delicado y de ahí provienen los cólicos, enfermedad letal en un equino.El estómagoDicen los entendidos que el caballo es un animal no muy bien confeccionado, pues tiene un estómago muy pequeño para ese cuerpo tan grande.Según Mónica Venter, de la Animal Feed Manufacturers Association, el caballo es herbívoro, pero a diferencia de los bovinos no es rumiante.Su estómago, según la experta, es pequeño y simple al que le sigue un largo y estrecho intestino delgado.“La mayoría de las proteínas, grasas, vitaminas y minerales contenidos en un alimento, son digeridos y absorbidos en el estómago y el intestino delgado. Siguiendo el intestino delgado están el ciego y el colon, colectivamente conocidos como intestino grueso”.El ciego y el colon se han desarrollado para que el equino sobreviva a dietas altas en fibra. “Albergan billones de bacterias y protozoos los cuales producen enzimas que se descomponen y fermentan la fibra vegetal. La síntesis de aminoácidos y de vitamina B también ocurre allí”.Por tener un estómago pequeño, el caballo se ve obligado a comer de manera continua.“El alimento pasa rápidamente a través del estómago y el intestino delgado, antes de desacelerarse en el grueso, donde se desarrolla la fermentación. Es por esto que el tracto digestivo del caballo no está diseñado para grandes cantidades de alimento concentrado”.

Publicada portrodriguez@vanguardia.comMARCO A. RODRÍGUEZ PEÑA