Los juegos autóctonos son aquellos propios de una región o país en particular que forman parte de la cultura y las tradiciones. Por lo general tienen un origen ancestral y son producto del ingenio popular.
Ejemplos de los juegos autóctonos, también denominados juegos tradicionales, son el juego del trompo, las canicas, el tejo, stop, el lazo, el gurrufío, el palo encebado, el brinca burro, el yoyo y la perinola, entre otros.
Estos juegos, llamados también vernáculos, tienen una característica en común: se realizan con elementos propios de la naturaleza y se juegan con juguetes u objetos fácilmente disponibles en el lugar.
En algunos países muchos de los juegos originales forman parte de los deportes populares o tradicionales, también denominados deportes autóctonos o rurales. Si estos son jugados por niños no suelen considerarse deportes. Pero si lo juegan adultos y bajo ciertos criterios de formalidad, son considerados deportes.