Aprendiendo de Caballos | Noviembre 08, 2019

La Cuerda ¿entreno o tortura?

SC
Por: susCaballos

Articulo

Muchos de los que leáis este artículo habréis dado cuerda alguna vez. Fácil, ¿no? En realidad no tiene mucho secreto, ¿verdad? Se coge al caballo, se le ata la cuerda en la cabezada de cuadra, o mejor aún en el filete, ¡y ya! A dar vueltas dentro de un circulo… algunos irán despacito, pero muchos otros venga, venga a correr y que se desbrave el animal….

¡PUES NO! Eso no es dar cuerda chic@s…. por ese camino lo único que vamos a conseguir es lesionar a nuestros caballos. – «¿Cómo es posible? si todo el mundo lo hace y siempre se ha hecho así», – «pero si es mi caballo el que corre sin que yo le haga nada»… son algunas de las frases que comparten conmigo los participantes de los clínics que imparto.


Empezaremos por una primera cuestión, la pregunta a responder sería: ¿para qué damos cuerda?
Desde el punto de vista de la formación y el desarrollo de nuestro caballo es, para educarlos a mantener el equilibrio en un círculo. Lo cual nos lleva a la siguiente reflexión: ¿por qué necesitamos que los caballos se equilibren en un circulo? 
Tradicionalmente, trabajar a la cuerda es y ha sido una de las herramientas que utilizamos para que el caballo aprenda a flexibilizar, fortalecer y cargar peso por igual a ambos lados del cuerpo; es una de las formas más utilizadas para empezar a relacionarnos con él a una distancia segura para los dos,  y permitirnos trabajar y preparar su cuerpo y mente para la monta.

Nuestra evolución como gente de caballos, así como nuestra capacidad de conocer al caballo que trabajamos, nos permite utilizar el ejercicio para variadas y múltiples funciones:

Para calentar al caballo antes de hacer ejercicios montados o más complicados
Para educarle a los distintos aires sin que el peso del jinete le estorbe
Para ejercitarlo
Para seguir educándolo a distancia y comprobar la calidad y nivel de nuestra conexión con él
Para añadir variedad dentro de su rutina de entrenamiento
Y para, en última instancia, conseguir esa relajación de cuerpo y mente al que tan a menudo hago referencia
Muy amenudo, cuando salgo de casa, veo que el dar cuerda se mal interpreta. Gente bien intencionada y llena de amor utiliza ejercicios de forma incorrecta, y desafortunadamente, el dar cuerda es una de las formas de entrenamiento más desconocidas y a la vez más utilizada.

Veo caballos a los que se les empuja y se les rompe el ritmo y el equilibrio, volcados sobre sus espaldas porque el entrenador solo se centra en que el caballo vaya «pa alante», estresados, con los rabillos de los ojos en blanco, las narices arrugadas y apretadas, el cuerpo tenso, con espaldas y cuellos invertidos e intentando averiguar que demonios le están pidiendo.

Debemos recordar que el caballo no utiliza el circulo cuando está en libertad. Los caballos no nacen preparados para equilibrarse de forma natural en un círculo, por este motivo somos nosotros como entrenadores quienes se lo  tenemos que enseñar, es nuestro deber ir pasito a pasito.


Hay que empezar enseñándoles la forma que tiene un circulo y cómo se tienen que mover e incurvar para no perder el equilibrio mientras lo realizan.  Primero al paso y en sus inicios es muy recomendable hacerlo a su lado, para poco a poco ir dejando el espacio necesario para que el vaya acostumbrándose a la forma de la figura y pueda realizarla cada vez con menor necesidad de acción por nuestra parte; un símil que encuentro válido para ilustrar de lo que hablo podría ser el proceso de cuando alguien nos enseñó a montar en bicicleta, primero nos sostienen y nos ayudan con el equilibrio, pero poquito a poquito nos van dejando solos para que nos vayamos aguantando nosotros mismos; o sea que mucha paciencia, premiar a menudo y muy despacito. Recordar, el círculo está en nuestra mente, pero no en la del caballo.

La duración del ejercicio no debería superar los 30 minutos para mi gusto, debemos recordar que se trata de un ejercicio exigente para el cuerpo del caballo, y no podemos olvidar ni subestimar el desgaste físico y emocional que representa para el caballo, especialmente si se encuentra estresado y trabajando por encima de sus posibilidades.

El primer punto a tratar al poner el foco en el trabajo de dar cuerda es el ritmo, resulta una herramienta maravillosa para que jinete y caballo puedan aprender a establecer un ritmo concreto y equilibrado, cabe recordar que cada caballo se mueve en función de su propia melodía del movimiento y que dicha melodía tiene un ritmo al que puede ser interpretada. Otra cuestión no menos importante, es el vinculo que establecemos con el caballo con el que trabajamos, la predisposición de nuestro caballo a trabajar con nosotros y cultivar nuestro vínculo des de la amistad y el respeto a un igual.

Sobre estos dos conceptos podremos evolucionar moldeando cuerpo y mente del caballo con el que trabajamos, refinando nuestras ayudas, así como la reacción del caballo a las mismas, perfeccionando nuestra comunicación, y evolucionar hacia una fluida danza que a los ojos del espectador aparezca fácil y sin esfuerzo aparente.

En referencia a cuestiones biomecánicas nuestro caballo debería trabajar siempre con su nariz por delante de la vertical, sea cual sea el nivel de reunión o extensión del ejercicio que realiza, el musculo braquiocefálico, así como los músculos de la nuca y la garganta deberían estar relajados, sin tensión y especialmente la zona de la nuca y la garganta abiertas. 

Esto solamente será posible si somos capaces de conseguir que nuestra caballo mantenga un ritmo estable y relajado .


El camino para poder establecer y mantener el ritmo deseado, pasa por trabajar sobre nuestra capacidad de estar presentes, respirar y conectar con nuestro interior, de nuestra habilidad para conectar con nosotros mismos y del mismo modo con nuestro caballo. En caso de que las cosas no salgan como deberían, el caballo corre, se bota, se levanta de manos, o cualquier otra cuestión que pueda surgir, siempre podemos parar, respirar y empezar de nuevo al paso. Y repetir el proceso tantas veces como sea necesario para que nuestro caballo entienda de la importancia de mantener el ritmo deseado de un modo relajado.

Resulta necesario remarcar que no deberíamos nunca ir a un aire superior si el aire precedente no se encuentra establecido con seguridad y calidad. Me permito hacer un inciso en relación al uso del vocablo «nunca«, las afirmaciones que la contienen pueden resultar muy tajantes y en el mundo del caballo a veces es necesario incidir en aires/ejercicios superiores para mejorar el anterior, pero este es un tema para más adelante.

En nombre de los caballos me gustaría aprovechar el artículo para poner encima de la mesa un par de cuestiones.

Dejemos de utilizar la cabezada de cuadra para dar cuerda, las cabezadas de cuadra no están diseñadas a nivel funcional para trabajar al caballo. La presión ejercida por la cuerda, en los puntos donde va a ser ejercida, hace que el caballo sea más propenso: a llevar su cabeza elevada, tensionar los músculos de la parte inferior del cuello y de la nuca, hundir el dorso, lo que conocemos como caballo invertido. Es decir, básicamente estimulamos todo lo contrario de lo que perseguimos establecer. 

La segunda consideración, tiene que ver con dar cuerda con la brida y el filete, o más concretamente dar cuerda con la cuerda unida al filete. La boca del caballo es sagrada y debe ser tratada con respeto. Cuando se trata de nuestros amados caballos debemos respetar y cuidar muy mucho tanto su nuca como su boca. Atar directamente la cuerda en el filete no es en ningún caso un modo de cuidar y respetar a estos magníficos animales. 

Pensemos por un momento en los conocimientos que cada uno de vosotros tiene sobre el funcionamiento de filetes y embocaduras. Una vez hecha esta reflexión interna, quiero haceros reflexionar sobre el hecho que uniendo directamente la cuerda al filete, vamos a dañar al caballo, haciéndolo más resistente e insensible.

Educar al caballo des de la ausencia de dolor y la neutralidad es imprescindible, si de verdad queremos relacionar-nos con él de un modo ético, respetuoso y saludable.

Con relación a lo expuesto anteriormente incidir en algo que siempre tengo muy presente cada vez que miro un caballo, los caballos son animales tranquilos y pacíficos por naturaleza. En caso de que el comportamiento habitual del caballo no se manifieste en dicha dirección, nuestra responsabilidad debería ser averiguar el porqué de sus reacciones y comportamientos.   

Los caballos no actúan de un modo incoherente, sus acciones siempre son consecuencia de un estímulo. Nuestro trabajo es averiguar y entender esos estímulos para poder ayudar-les a reaccionar a dicho estímulo de un modo tranquilo y pacífico, incluso mirándonos a nosotros mismos para establecer que hay en nosotros  que causa ciertas reacciones.

Llegados a este punto, ¿cuál es el material más adecuado usar entonces para dar cuerda? Una cabezada de cuerda debería ser ligera, suave en el hocico del caballo, así que el cuero debe de ser de buena calidad y disponer de tres anillas que sean independientes y móviles. Invertir en una buena cabezada de trabajo es siempre una decisión acertada y merece la pena, si además tratamos y cuidamos bien nuestro material, nos va a durar toda la vida.

A menudo la gente me pregunta sobre, riendas de atar, chambon, pessoa, etc…. Jamás los utilizo y a nivel personal no me gustan nada, todos tienden a fijar al caballo en una posición de sumisión forzada, no dejándolos expresar y moverse libremente. Siento que no son necesarios para desarrollar la educación del caballo, como amantes de estos todos deberíamos aprender a dar cuerda sin la necesidad de recurrir a elementos que lo limiten en su movimiento, permitiendo estirarse o relajarse cuando su musculatura se fatiga, causando más tensión e incluso les hace desarrollar los músculos erróneos para poder ser un caballo sano, feliz y equilibrado. 



Fuente: Equisens.es