Noticias Generales | Junio 10, 2020

Los riesgos de la deshidratación

SC
Por: susCaballos

El agua es un nutriente esencial para la vida del caballo.

Es decisiva para mantener en equilibrio su fluido corporal, su función digestiva, su salud gastrointestinal, estimula la circulación sanguínea y transporta las sustancias nutritivas a las células. Además de tener otras funciones fundamentales como la regulación de la temperatura.

Se ha demostrado científicamente que la mayoría de los caballos no ingiere agua suficiente para reemplazar las pérdidas. La mayoría no reponen más de ½ o 2/3 de la pérdida de agua. Aunque esto no supone que el caballo requiera tratamiento veterinario ya que el caballo tolera mejor la deshidratación que el ser humano, estas pérdidas llegan a unos niveles donde tanto la circulación como algunas funciones celulares se pueden ver afectadas.

Si estas pérdidas no se compensan mediante una ingestión suficiente de agua y electrolitos, puede desembocar en una alteración circulatoria o shock hipovolémico. Esta situación se acentúa en climas húmedos y/o temperaturas extremas, aunque se trate de un ejercicio ligero y, por supuesto, en cualquier clima o estación cuando se trata de un ejercicio intenso.

Con el sudor se pierden gran cantidad de electrolitos que inducen una alcalosis metabólica, que puede provocar alteraciones del ritmo cardíaco e incluso cuadros neurológicos. Puede aparecer una alteración conocida como rabdomiolisis, debido al cansancio muscular provocado por el mal rendimiento metabólico de las fibras musculares, si el ejercicio se mantiene a la misma intensidad. En estos casos, además, puede aparecer insuficiencia renal aguda por la nefrotoxicidad de la mioglobina.

El metabolismo muscular produce una gran cantidad de calor metabólico, que necesita ser regulado por los mecanismos de termorregulación, tanto por sudoración como por hiperventilación. Un mal funcionamiento cardiovascular puede conducir a una hipertermia patológica, ya que al disminuir el flujo sanguíneo a la piel se produce un fracaso en la termorregulación.

La deshidratación y la pérdida de electrolitos durante el ejercicio, también favorece la aparición de cólicos debido a una disminución de la motilidad intestinal. Además, con una hidratación deficiente también se reduce el flujo de sangre que llega a los músculos, lo que significa que la provisión de energía procedente de otras zonas se reduce por lo que los músculos empezarán a hacer uso de sus propias reservas de energía. Al tiempo, se reducirán los niveles de eliminación de calor y de otras sustancias tóxicas dentro del músculo así como otros problemas metabólicos.