Noticias Generales | Junio 16, 2020

Caballo agresivo ¿Cómo actuar?

SC
Por: susCaballos

La mayoría de caballos no suelen ser agresivos, de hecho ante un caballo con actitud rebelde lo prioritario debe ser llegar a determinar cuáles son las causas de dicho comportamiento.

 Y es que, en función de cuáles sean los motivos, deberemos probar con una u otra solución.

Normalmente estos comportamientos irregulares tienen una causa que bien puede ser física (dolor, malestar o enfermedad) o psicológica (abusos en el pasado, tensión, estrés o ansiedad).

Esta conducta agresiva puede resultar realmente peligrosa tanto para el jinete como para otros animales e incluso en casos extremos para el propio caballo. En este sentido es fundamental determinar correctamente la causa del problema y para ello si nos enfrentamos a un caballo agresivo el primer paso debe ser realizar un chequeo completo por parte del veterinario.

¿cuáles son los motivos para el desarrollo de este tipo de reacciones?, ¿cómo debe tratarse a estos animales?, ¿puede evitarse la agresividad? A continuación le damos todas las claves.

LA AGRESIVIDAD EQUINA

Como sabemos, el caballo es un animal herbívoro y eso presupone que su temperamento no suele ser agresivo, puesto que la agresividad es una “cualidad” necesaria para las especies carnívoras, que deben desarrollar un comportamiento cazador. Al contrario, el caballo es un animal de huida.

Sin embargo los équidos sí cuentan con un cierto grado de agresividad ya que también es una forma de regular las interacciones sociales sobre todo cuando viven en grupo. En los caballos hay una relación entre la conducta social y la agresividad.

Dependiendo de si el animal se encuentra frente a miembros del propio grupo o individuos distintos a su especie su tipo de agresividad será diferente. En función de esto podemos hablar de:

Agresividad por dominancia: Si el caballo se encuentra frente a individuos del propio grupo puede manifestar agresividad por dominancia. La utilizan para regular el acceso a los recursos disponibles.

Agresividad defensiva: Si la agresividad va dirigida hacia individuos ajenos al grupo, se tratará de agresividad defensiva en primer lugar intentan defenderse y si no resulta posible optan por la huida.

De ahí que en ocasiones podamos apreciar en ellos un comportamiento o actitud inesperados que pueden llegar a convertirse en situaciones peligrosas principalmente debido al peso y tamaño del caballo.

Pero debemos tener algo presente: por lo general estas actitudes se desarrollan como reacciones de defensa ante lo que el caballo entiende como una amenaza o peligro. En consecuencia, es necesario que intentemos reconocer los orígenes de esta reacción para poder evitarlas.

Por otro lado, conviene señalar que un caballo que se resiste no tiene porqué ser necesariamente un caballo rebelde; puede comportarse de esa forma con una persona que no sea su propietario.

Al igual que sucede con las personas, existen caballos más miedosos y desconfiados que otros, lo que de partida puede suponer siempre un problema.

DIAGNÓSTICO DE AGRESIÓN DEL CABALLO

Salvo en situaciones realmente extremas en las que el caballo se asuste o sorprenda de forma inesperada lo más frecuente es que el animal siempre avise antes de mostrar un comportamiento agresivo. Por ello es muy importante que sepamos qué señales nos dará el caballo para poder anticiparnos. Los síntoma de una agresión equina incluyen:

  • El caballo baja las orejas y las retira hacia atrás.

  • Abre la boca como si fuera a morder.

  • Enseña los dientes.

  • Ruidos agresivos.

  • Retroceso con la pata.

  • Mueve la cola como si se tratara de un látigo

CABALLO QUE COCEA

Lo primero que conviene hacer es diferenciar entre la coz y las grupadas. Estas últimas pueden venir motivadas por momentos de alegría y pueden ser (hasta cierto punto) consentidas, siempre y cuando no se conviertan en una costumbre para el caballo o degeneren en una auténtica coz.

Las grupadas son una muestra de alegría y energía, que suelen ser realizada por los caballos jóvenes

cuando los dejamos sueltos en el prado, mostrando así su necesidad vital de moverse que muchas veces nosotros limitamos al encerrarlos en el box. Por lo tanto esta es una actitud normal y perfectamente compresible.

El problema vendrá cuando estos saltos pasen a convertirse en movimientos violentos.

En ese momento el jinete deberá realizar una media parada con una rienda hacia arriba que, asociada a una corta reprimenda, deberá ser suficiente para frenar este comportamiento.

La coz es una defensa y suele ser el aviso de un problema.

En este caso deberemos utilizar la fusta.

Cuando nos enfrentamos a coces violentas y no a saltos de alegría, el jinete deberá sentarse profundamente en la silla, arquear sus riñones e inclinarse ligeramente hacia atrás. Resulta fundamental que intentemos mantenernos en la silla, puesto que si el caballo sospecha que puede tirarnos seguirá coceando hasta conseguirlo.

De cualquier manera conviene preguntarse por qué el caballo cocea:

– Reacción de defensa ante solicitudes irracionables formuladas con cierta brutalidad: habrá que reducir la tensión.

– Caballo que se aprovecha de un jinete poco experimentado: es necesario que otro jinete con experiencia “convenza” al caballo de la superioridad del hombre. Por supuesto es muy probable que este caballo vuelva a mostrar este carácter cuando sea un jinete nóvel el que lo monte.

– El dorso frío: los caballos con dorso frío siente dolor con el contacto de la silla y con la cincha, deben ser por tanto ensillados con sumo cuidado. Nunca deberemos cinchar a fondo hasta que el caballo haya caminado un poco tras salir del box.

– Caballos extremadamente sensibles: esto no es un vicio ni una actitud, es simplemente un reflejo totalmente incontrolable y por tanto, pocas son las soluciones.

CABALLO QUE SE ASUSTA

El asustarse puede terminar por convertirse en un auténtico problema si el jinete no llega a saber por qué ocurre o si utiliza métodos de prevención o corrección inadecuados.

El jinete debe intentar comprender el mundo desde el punto de vista del caballo, algo que no siempre resulta fácil. Un caballo no reflexiona y no puede por tanto analizar el peligro de manera objetiva, simplemente reaccionará por instinto huyendo ante cualquier duda.

Sin embargo, no podemos tolerar una manifestación de pánico, pero al mismo tiempo debemos ser muy cautelosos en nuestra respuesta: no hay que castigarle con la fusta, las espuelas o la voz siempre que el caballo muestre ese reflejo de huida. De hecho, si le castigamos cuando ha dado muestras de huida por miedo a algo simplemente estaremos dándole la razón: debía huir.

Por eso es tan importante que sepamos mantener la calma y sepamos imponernos sin necesidad de utilizar ningún tipo de violencia física ni verbal. Muchas veces estos actos reflejos de huida desaparecen del caballo simplemente con la experiencia, de ahí que resulte recomendable que cuando salimos a pasear con un caballo joven e inexperto nos hagamos acompañar siempre por otros más maduros y experimentados que aporten seguridad al primero.

CABALLO QUE REHUSA AVANZAR

Algunos caballos rehúsan salir del box. Esto suele venir motivado por un cierto temor o aversión hacia el trabajo, aunque también puede tener algo que ver con su instinto gregario: el caballo es un animal de grupo que muestra resistencia a ser separados de sus congéneres (en estado salvaje, la manada representa la seguridad para el individuo).

Sea cual sea el motivo, conviene tener claro cómo actuar.

En este sentido, hay varias cosas que conviene tener claras:

– No conviene tirar del ronzal tratando de obligar al caballo a salir.

– No debemos mirar al caballo a los ojos.

– Nunca utilizaremos la fuerza.

– Podemos intentar desequilibrarle sosteniendo el ronzal con una mano y ejerciendo presión con la otra sobre su espalda o cuello. Cuando pierde su estabilidad y desbloquea sus rodillas, el caballo acaba por ceder.

– En caso de tener una fusta, conviene esconderla de la vista del caballo.

– Nunca olvide el efecto tranquilizador de unas palabras suaves o unas caricias.

– Cuando el caballo haya salido del box, conviene recompensarlo con alguna golosina.

EL JINETE

El temperamento del jinete importa tanto como el del caballo, puesto que un mal “matrimonio” nunca llevará a buen término. Como hemos señalado al comienzo, gran parte de los motivos del comportamiento de un caballo se fundamentan en la relación que tiene con las personas y en las experiencias vividas. Así pues, un caballo rebelde suele ser el fruto de los errores de su cuidador en algún momento de su educación. De ahí que resulte tan importante saber cómo educar a nuestro animal.

Para establecer la necesaria relación de confianza caballo/jinete, es necesario que pasemos todas las horas que podamos junto a nuestro animal. Los caballos que tienen un contacto regular y amistoso con los humanos son más dependientes de ellos y, en consecuencia, más sumisos y fiables.

Ganarse la confianza del caballo no es trabajo de unas horas, se necesita tiempo y mucha paciencia para conseguirlo. Algunas recomendaciones:

  • Desde el principio, es fundamental establecer patrones de obediencia. Debemos enseñar a nuestro animal a caminar y a parar siempre atento a las indicaciones que le damos.

  • Si su caballo se comporta de forma agresiva o simplemente no lo obedece, tranquilícese y pacientemente trate de corregirlo. Si usted se pone tenso, de mal humor, o agresivo, esto mismo será trasmitido a su animal y en vez de mejorar el comportamiento podría empeorarlo. Para corregirlo, utilice tonos de voz fuerte y postura dominante, pero no lo azote o golpee.

  • Si por el contrario su caballo se encuentra receptivo a sus órdenes, y tiene un comportamiento positivo, recompénselo para dejarle saber que esa es la forma correcta de comportarse.

  • Asegúrese de compartir tiempo con su caballo. Trate de establecer una relación con él, pase tiempo a su lado, dele de comer. Al formar un lazo, el animal se sentirá más cómodo y será más fácil educarlo y tratar la agresividad.