Por ahí organizando libros, me encontré con un documento de hace muchos años para ser más exacta, un artículo de 1986 en el que se citaba un hecho ocurrido en un Simposio Internacional de Inseminación Artificial y Transplantes embrionarios llevado a cabo en el año 82, y en el cual el Doctor Oscar Bonilla, Médico Veterinario y Zootenista, muy distinguido y especialista en esas materias, se pronunció ante los asistentes y narró esta corta e interesante historia, que por cierto siempre me ha parecido bien particular, dijo así el Doctor Bonilla: “Estamos hablando de establecer la Inseminación Artificial en esta época y ya en el año de 1936, es decir hace casi cincuenta años el Doctor Fidel Ochoa, aquí presente, obtuvo por inseminación artificial un caballo, trabajo publicado en la Revista de la Facultad de Agronomía, de Medellín el 1 de octubre de 1939”.
Así cuenta entonces el Doctor Fidel Ochoa: “Yo tenía el caballo Cometa en la pesebrera de Ramón Gómez, cerca de la iglesia de Jesús de Nazareno, en Medellín. Mi tío, Domingo Ochoa, tenía una hacienda grande en la región de las Palmas, donde queda hoy el inalámbrico. El tenía un lote grande de magníficas yeguas y mantenía muchos deseos de cogerle un potro al Cometa, pero era difícil traer las yeguas al momento del celo por falta de carretera. Les propuse ensayáramos la Inseminación Artificial y cuando la yegua “Nieta”, se dispuso, me avisó. Le puse el Cometa a una yegua que había en celo en la pesebrera, después de lavarle la vagina con agua hervida y bicarbonato al 5%, lavé muy bien la vulva de la yegua y el miembro del caballo. A los quince minutos del lavado vaginal hice cubrir la yegua del caballo; cuando este se bajó, cogí algo de semen que botó al bajarse; lo coloqué en un coloqué en una probeta de vidrio y recogí de la parte inferior de la vagina, con la mano bien lavada y lubricada con vaselina la cantidad que pude que ascendió a 15 cm3 más o menos. Coloqué el semen en un tubo de vidrio que había hervido por una media hora; taponé con tapón de caucho también hervido y lo coloqué en un termo corriente poniéndole hielo picado alrededor. Tomé una bestia; gasté tres horas para subir.
A la yegua “Nieta” que iba a recibir el semen, le lavé muy bien la vagina y vulva con agua hervida y bicarbonato y a la media hora después de haber sacado el semen del termo para tibiarlo un poco entre las manos, con una jeringa de vidrio, estéril, sin aguja naturalmente, inyecté el semen al cuello del útero.
Después de esta inseminación, la yegua no volvió a entrar en celo y a su debido tiempo crió un potro bayo que más tarde se conoció con el nombre de “El Zar” o “Rey Cometa”, que con el tiempo fue llevado a Bolívar (Antioquia) en donde engendró al famoso caballo Don Danilo”.
¿Cómo la ven??? ¿Bien particular no??? Ahí les dejo pues la historia.
