Doctor Héctor siento hondo pesar por esa noticia.
Afortunadamente usted pudo aprovecharlo y disfrutarlo durante muchos años de su vida.
Homenaje merece un caballo que siempre fue de silla, valliente, noble y batallador en las pistas, que muchas veces ganó y en las pocas que perdió vendió cara su derrota.
Reproductor prolífico que si bien como padre no fue el más destacado, como abuelo materno ha dejado un legado invaluable e incomparable pues, a mi respetuoso juicio, es ancestro común de los caballos pisteros más grandes de la historia en la trocha pura.
Adios al Gran Timonel.