EN VISTA DE LA SOLIDARIDAD MOSTRADA POR LOS CABALLISTAS, Y TANTOS MENSAJES DE CONDOLENCIA TAN SENTIDOS, QUIERO PARTICIPARLES NUESTRO DESCONTENTO FRENTE A LA FEDERACION Y SUS ASOCIACIONES, A LA INDIFERENCIA MANIFIESTA POR EL FALLECIMIENTO DE MI PADRE.
ADJUNTO CARTA ENVIADA A FEDEQUINAS.
Medellín, Diciembre 11 de 2.013
Señor
ALIRIO GALVIS CASTIBLANCO
PRESIDENTE JUNTA DIRECTIVA
FEDEQUINAS
Bogotá D.C.
Respetado Sr Presidente
SEPARANDO HECHOS
Con especial extrañeza debo dirigirme por conducto suyo, a quienes hacen parte de la Federación Colombiana de Asociaciones Equinas y a su vez a los miembros de las Asociaciones Regionales Afiliadas. Queremos mediante esta breve nota manifestar nuestro profundo descontento por la indiferencia con que ha sido abordado, desde la dirigencia gremial, el hecho desafortunado del fallecimiento de mi Esposo Juan David Ochoa Vásquez ocurrido a finales del pasado mes de Julio en la Ciudad de Medellín.
El aporte de la Familia Ochoa a la caballada Colombiana se remonta a 150 años atrás, cuando Don Abelardo Ochoa González (Bisabuelo de Juan David) quién como Criador del caballo Cometa ha recibido reconocimiento como pionero y forjador del hermoso oficio de la cría de equinos, además de inculcar en sus hijos Don Fidel Ochoa Vélez primer veterinario de Colombia, y, Don Tulio Ochoa Vélez quienes con gran agrado, decoro y profunda pasión siguieron el legado de su Padre. Es un hijo de este último, Don Fabio Ochoa Restrepo, quien no se conforma con la cría, exhibición y exposición dentro del territorio Nacional, y decide traspasar fronteras llevando caballos criollos Colombianos a países como EEUU, Venezuela, Panamá, Curazao, Aruba y Ecuador. Basta con recordar la Yegua Profetisa, Madre del Caballo Profeta, y Caballos Fuera de Concurso como Atrevido y Amadeus para dimensionar el inmenso aporte de Don Fabio como eximio criador. Esto explica porqué Juan David Ochoa Vásquez no tuvo otra pasión que la cría del caballo criollo colombiano, lo tenía en su ADN, no existía otro tema de interés para él. Desde muy temprana edad, a los 16 años, lleva sus primeros equinos a los Estados Unidos y con ello da inicio hasta el último de sus días a tan noble oficio. Ejemplares como Cerezo, Bochica, Capitán, Cortés, Cortesano, El Rock, Banderín, Gandhy, Carmesí, Paisaje, solo por citar algunos, dan cuenta de la calidad de exponentes que aportó Juan David para el mejoramiento y posterior reconocimiento de la Raza del caballo criollo colombiano en el concierto mundial. Sin el inmenso aporte de cientos de personas que como Juan David quienes se han convertido en profesionales de la cría de caballos, no podríamos asegurar hoy con tanto orgullo que:
“Nuestro Caballo Colombiano de Paso…
Autóctono, Bello, Natural, Noble…
El más Suave del Mundo”
(Tomado de Revista FEDEQUINAS No. 75 Octubre – Noviembre de 2.013)
No se entiende entonces como la Dirigencia Gremial pretende que pase desapercibido el mencionado insuceso del fallecimiento de Juan; por el contrario de manera individual y personal, los criadores, chalanes, veterinarios, palafreneros, etc, nos han expresado de diversas maneras sus manifestaciones de afecto y el profundo vacío que ha dejado su partida entre la caballada nacional. A lo largo de su vida Juan David asumió con entereza el precio de sus equivocaciones, acudiendo ante las autoridades correspondientes a atender los requerimientos que en su momento le formularon, con lo cual y desde más de 20 años atrás Juan David no hizo cosa diferente que entregar su vida a la cría de caballos.
No es momento ya para recibir el más que merecido reconocimiento que por derecho propio le correspondía a Juan David como destacado Criador de Caballo Criollo Colombiano, pero si es pertinente invitar a la reflexión profunda, de cómo por hechos completamente añejos y ajenos al oficios, se deja de lado el reconocimiento de tan importante legado, pretendiendo desconocer el inmenso aporte realizado al gremio equino por quien como dedicado criador fue premiado, reconocido y respetado por no tener tacha alguna
Sin otro particular., me suscribo
CRIADERO LA VITRINA
SONIA HELENA OCHOA QUIJANO E HIJOS