Dayro Sagra, amado por muchos y odiado por otros, lo cierto es que era un verdadero caballista, un conocedor de caballos, un arreglador de ejemplares, un hombre orgulloso y temperamental, características que trasladaba a las pistas, siempre con una actitud positiva en su vida, aun a pesar de los malos momentos que estuviese viviendo.
Tengo por Dayro un agradecimiento muy profundo y deja en mi, en mi familia y en nuestro criadero, una huella imborrable, pues me enseño mucho de lo poco que he aprendido de caballos, me enseño a disfrutar de las mieles del éxito, nos regalo múltiples alegrías en ferias y eventos equinos y en general, me ayudo a ir formando el criterio que frente a la cría, arreglo, exposición y manejo de caballos tengo hoy.
Al gremio, en la costa, le deja un vacío bastante difícil de llenar, pero deja un legado importante en estadísticas y en enseñanzas que pocos o ninguno podrán soslayar.
Afortunadamente Dios me dio la oportunidad de poder acompañarlo hasta su última morada, esa que algún día estaremos visitando todos, y expresarle a sus familiares el inmenso dolor que a mi y a mi familia causo su pronta partida.
Paz en tu tumba Dayro, Dios te reciba en su santo reino y conceda a tus hijos y demás familiares, la fortaleza para afrontar este difícil momento.
Buen día,
Enrique M. Charris Gonzalez
Criadero La Ley