Transcribo los comentarios de Don Fabio cuando escribió de las 4 Mamacitas (Fantasma, Canario, Petrarca y Pompeyo)
Agosto de 1984
Empecemos por Fantasma, el mayorcito; nació en el cañón de Anaime, en el Tolima, hace como 30 años.
Decía Bernardo Jaramillo: Desciende del caballito negro de mi suegro Campuzano que venía de los chucuanos y de uno de esos caballos de los puestos de monta del gobierno del Tolima que eran importados y de trote.
A Fantasma lo conocí en una feria de Armenia, hace como 26 años, tenía 4 años; negro , lindísimo, orgulloso, gran trotón, ¡que buenas patas y postura!, de cola linda, mal galopero y perezosísimo.
A los meses lo sacaron a Manizales más gordo y bonito, lo tenía don Roberto Palacio, de Calarcá, su dueño; cómo gustó y papá y yo lo compramos en $4.000; inmediatamente lo ensillé y me fuí a una cabalgata por todo Manizales, nunca me había sentido tan mal montado, qué pereza de táparo, qué fuetazos le daba y apenas se fruncía y se torcía, enseñado yo a esas bestias salgareñas, ¡qué fosforitos¡, bien decía papá: “yo no sé negociar sino con la racita conocida”.
Lo llevamos a Medellín y papá se lo vendió al Monito Ortiz que así le decían, era de Armenia (mantequilla), con la compra de semejante caballos salió del anonimato y recorrió campante con su caballo toda Antioquia. Se lo vendió a Gabriel González “Botijo”, como le decíamos cariñosamente, pues así se llamaba su finca; la Botija, en Concordia.
Allí fue Troya (aguardiente de caña goroveta) y (que siembren caña que estoy tomado y aguardiente y más mujeres que las que había se acabaron).
“Botijo” y Fantasma por todo el país, de exposición en exposición, aplausos van y aplausos vienen, premios y más premios. El ganado de la Botija fue cambiado por un buen grupo de yeguas amantes de Fantasma; los caballistas colombianos le ponían sus mejores yeguas: Castalia, Diana, et., el que no tenía yegua, le ponía la moza y las sirvientas, pero el todo era tener algo preñado de Fantasma.
Papá y yo decíamos: “perdónalos Señor que no saben lo que hacen”
Aparecí yo con Resorte III de Cali y nadie me volteaba a ver, no se oía sino: Fantasma….Fantasma….”Botijo” era formalísimo, pero para lograr saludarlo en una feria o un café era trabajosísimo; lograr arrimar hasta la mesa, según la gallinazada, una vez lo llevó a una feria del arriero en Bolívar con sus dos primeros hijos: Postal y el Indio.
Postal líndísima y sabrosa, en esa feria la compró Alberto Uribe y dio muchas hijas buenas con Petrarca, Tani, Meduza y un caballo que se fue para Venezuela.
En Bolivar cuando, lo mostraron por primera vez en la Plaza, era una romería detrás; Don Rafael Vélez, ese gran sabio, dijo: “y este negro tan pinchado de donde salió?” y para terminar esta historieta, entre mil y más crías que dio Fantasma, siempre se equivocó y dio la Postal, la gran Pitoniza del Dr. Rubén Márquez de Caracas, hija de nada menos de la Diana de Eudoro, la mejor yegua trotona que ha tenido este país, hija de Indiano, un hijo de Delirio, el de Fredonia, en una hija de Resorte I, la Pianola.
Dio también a la Furia y otra morita trochadora, galopera muy buena de Gilberto Garcés, en fín no suben a 6 los hijos de mostrar.
Murió Fantasma como de 25 años.